Fiel a su estilo, el finlandés Aki Kaurismäki retoma, al igual que en su película anterior, ‘Le Havre’, el tema de la inmigración, con su habitual humor, música y como siempre, la esperanza al final de todo.

La película narra la historia de dos hombres que habrán de encontrarse en algún momento, uno de ellos es Khaled (Sherwan Haji), un inmigrante sirio que llega a Finlandia a pedir asilo político escondido en un barco cargado de carbón,

El otro hombre es Waldemar Wikström (Sakari Kuosmanen), un vendedor de ropa que decide abandonar a su esposa y, con el dinero ganado en una partida de póker, poner un restaurant donde se sirve sardina. Un día se topará con Khaled, quien terminará trabajando en el restaurant, mientras continua en la búsqueda de su hermana.

El cine del finlandés es sobrio y con una importante cuota de comedia absurda, pero también se distingue por la nobleza con que trata a sus personajes, evitando la solemnidad y cualquier tipo de golpe bajo.

A eso se suma en esta película una fuerte carga política, tocando un tema espinoso en toda Europa, pero siendo solidario con esos seres que deben abandonar sus lugares de origen y buscarse una vida en una tierra ajena y soportar persecuciones, prejuicios y demás, Kaurismäki muestra a sus personajes padeciendo algunos momentos complicados, pero sin subrayar y nunca abandonando su mirada humanista.

‘El otro lado de la esperanza’ es una película llena de sensibilidad, nobleza, música, y por supuesto, esperanza, otro peldaño arriba en su ya larga y bella trayectoria.

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