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Voto de Brian Edward Hyde:
8
Animación. Fantástico. Terror Basada en una novela de Neil Gaiman, narra la historia de una niña que, al atravesar una pared de su casa, encuentra una versión mejorada de su vida: sus padres son más considerados con ella, pero la las sensaciones maravillosas darán paso al miedo y a la angustia. (FILMAFFINITY)
6 de junio de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuántas coincidencias, cuántos nexos estúpidos (o maravillosos) nos depara esto del séptimo arte. En una semana en la que Terminator intenta quitar del medio a los Illuminati y a los suecos de Larsson, parece que la taquilla se ha convertido en una zona de guerra entre los grandes de los grandes, pero por ahí hace su aparición una niña pequeña que tiene más de artesanía y de buen hacer que de efectos especiales y explosiones (tanto en la narración como en las formas), la pequeña Coraline. Y sigamos con las coincidencias. El director de Los mundos de Coraline, Henry Selick, ya trabajó en dos películas de culto como son James y el melocotón gigante o Pesadilla antes de Navidad, pese a que muchos le siguen atribuyendo el éxito de las cintas a Tim Burton. Hablando de Tim Burton, un director que yo tengo bastante atragantado porque me parece repetitivo y sobrevalorado, actualmente se encuentra con la posproducción de su particular visión de Alicia en País de las Maravillas, el clásico de Lewis Caroll. Podría decirse que Los mundos de Coraline es la historia de Alicia, pero extrapolada a un universo no menos rico y excéntrico que Wonderland.
Coraline (¡¡no, no es Caroline!!) es una niña de once años que se acaba de mudar, el comienzo típico para cualquier historia. Llega un personaje a una atmósfera extraña: así pues, en los primeros minutos conocemos la casa, los vecinos, la familia de Coraline y la acompañamos en las preocupaciones de una niña de su edad. Sentirse sola (recordemos que ha dejado atrás a sus amigos) y aislada de una familia, su padre y su madre, que no la entienden. Conoce a un amigo extraño que le regala una muñeca con botones en lugar de ojos. Más adelante tendrá lugar el descubrimiento de ese mundo al otro lado del espejo, en este caso al otro lado de una puerta minúscula, a un mundo fantástico hecho a la medida de Coraline, el mundo real sin todas las cosas malas, con dobles que le hacen sentirse feliz y única, como querrían sentirse todos los niños (este mundo paralelo es, pues, una suerte de Nunca Jamás, de laberinto del Fauno en el que la inocencia infantil permite evadirse de la dureza del día a día). Pero tal y como sucedía en el País de las Maravillas, lo que en principio era el mundo perfecto, lleno de personajes carismáticos y situaciones extraordinarias, se va volviendo cada vez más oscuro. Aquí no piden que le corten la cabeza, pero exigen otro sacrificio igualmente duro.
(concluye en "spoiler")
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Brian Edward Hyde
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