Existen muy pocas películas sobre baloncesto no documentales o basadas en hechos reales que valgan la pena, una de ellas sería “He got game” de Spike Lee, y Space Jam, aún estando dirigida a un público infantil y teniendo una curiosa mezcla con los Looney Tunes, tenía muchos aciertos, tanto por la figura de Michael Jordan, una historia situada en su retiro para dedicarse al béisbol antes de volver a los Chicago Bulls para sus siguientes tres anillos de campeón, y una gran banda sonora, además de ser entretenida y haber sido icónica en los 90s para una generación.

Este nuevo reboot, de duración excesiva y soporífero, no es una película de baloncesto, sino que lo utiliza como excusa para encajar a LeBron James en la trama de forma torticera, tampoco destacan los Looney Tunes, que no están más que para parodiar viejos éxitos de la Warner en una sobredosis de nostalgia y fines publicitarios inaudita.
Entre todo esto, queda una historia que más que sencilla se queda en esquema, unos efectos hechos con presupuesto y sin alma, y en conjunto, una película donde todo falla y que solo nuevas generaciones que desconozcan lo anterior podrían aprobar, aunque eso si, la habrán olvidado en seguida para pasar al próximo espectáculo vacío.