Absolutamente previsible y llena de clichés. No hubiera podido ver más de 10 minutos si me hubiera pillado sola y deseosa de disfrutar viendo algo. Pero me pilló en casa de un amigo, y teníamos antojo de comedia mientras nos poníamos pedo un viernes por la noche.

La escogimos deseando que estuviera bien, pero al ver que era tan mala, seguimos con el propósito de jugar a adivinar como acabaría (lo supimos desde el primer cuarto de hora) y también fuimos adivinando todo lo que se iba sucediendo, secuencia tras secuencia.

Las risas que nos echamos solo fueron de vergüenza ajena, y de estupefacción por descubrir un guion tan básico y unos diálogos tan explícitos e inverosímiles.

Sentimos lástima por los pobres actores, y empatizamos con ellos por lo mal que debían haberlo pasado teniendo que interpretar escenas tan bochornosas. Por eso le he dado un 2 sobre 10, por solidaridad hacia ellos.

Nos dijimos: vamos a ver quién es el director, para no volver a caer en la trampa de poner ninguna otra película suya. Me sorprendió que fuera Dani de la Orden. El año pasado vi Litus en el cine y me había gustado bastante. Tras esta enorme pifia, dudo que vuelva a enfrentarme a otra película suya con ganas.

Por supuesto, lo pasé bien emborrachándome con mi colega y este truño de película nos sirvió para sacar varias veces la típica conversación de barra de bar en la que podíamos quejarnos, convencidos, de que en nuestro país se financien proyectos tan mediocres.