Cuando uno empieza a ver "Annabelle: Creación", a los cinco minutos, comprende que lo que está muerta no es la niña sino la película. Se supone que el objetivo es contarnos el origen de este ser maligno relacionado con la muñeca pero no, nos han engañado. Esta precuela oculta este episodio, que nos lo ventilan en cinco minutos al final, el único que nos interesa para dar cuerpo al mito de Annabelle y que debería ser el fin de esta película, para distraernos con una historia innecesaria de fantasmas que no viene a cuento. No nos interesa lo que pasó doce años después del accidente sino los días posteriores, cuando se conjura todo lo relacionado con la muñeca.

Dicho esto, David F. Sandberg podría habernos sorprendido con una apasionante historia de época, finales de los años cincuenta, de fantasmas. Por desgracia no lo hace en absoluto. No es que sólo se muestre ramplón con las típicas situaciones y sustos sino que concibe mal la trama, va demasiado deprisa y lo que te pide es que todas actúen de forma más grupal, las niñas quedan como unas cotillas de nervios de acero, cualquiera entraría en histeria al ver lo que ven, y el monstruo tiene un comportamiento errático y estúpido, no sabemos qué quiere ni qué pretende. Es tal el desastre que se salta por encima todas las reglas y llena la obra de gazapos (SPOILER).