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Voto de Reaccionario:
5
Drama Invierno de 1944. Lucía (Lucía Jiménez), una joven de 21 años, regresa a un pequeño pueblo de montaña. Allí encuentra a Manuel (Juan Diego Botto), un joven herrero que colabora con los maquis: guerrilleros que, ocultos en la sierra, no se resignan al triunfo del franquismo. Lucía empieza a sentirse atraída por Manuel, sobre todo por el valor que muestra al jugarse la vida para defender sus ideas. Cuando, por fin, Manuel se echa al ... [+]
10 de junio de 2014
18 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acostumbrados a auténticos panfletos izquierdistas sobre la guerra civil española, llega una visión que aún siendo progre no es tan descarada en su maniqueísmo, lo celebramos casi con alborozo. Desde luego, "Silencio Roto" no es imparcial. Los buenos son los republicanos y los malos, muy malos además, asesinos, torturadores, soplones, los franquistas, como siempre. Con todo, en medio de este denominador común en nuestra cinematografía, Montxo Armendáriz abre unas grietas en el discurso monolítico bienpensante. Después de todo, algunos maquis también mataban. "Estoy harta de los del monte y de todo", dice Lucía (Una Lucía Jiménez, más guapa que nunca). Incluso se preguntan, ¿es justa la causa antifranquista? "La causa sí, pero lo que hacemos ¿lo es?" responde con un interrogante más bien negativo.

"Silencio roto", pese al empleo de los tópicos habituales, como el medio homenaje a los guerrilleros, el maestro republicano de intachable conducta o el guardia civil tirando a psicópata, refleja en la actitud femenina, que son en este relato las verdaderas heroínas, lo que era absolutamente predominante incluso en el bando derrotado: la aceptación de los hechos consumados por la imposibilidad de cambiarlos. Ahora bien, respondiendo a Don Hilario (Álvaro de Luna) que asegura que "Las personas fallamos. Lo importante son las ideas que defienden" es que tengo por costumbre juzgarlas a todas por el mismo rasero. Y la historia, la doctrina política o la vida me han enseñado que estas de libertad, igualdad y fraternidad de las que todo el mundo blasona, han creado más muerte y opresión que otras más tradicionales.
Reaccionario
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