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10
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12.102
Thriller. Acción
Tras diez años de ausencia, Terry Noonan (Sean Penn) regresa al conflictivo barrio de Hell's Kitchen, en Nueva York, e ingresa en un grupo mafioso irlandés. El jefe de la banda es Frankie Flannery (Ed Harris); para él trabajan algunos amigos de la infancia de Terry y también Jackie (Gary Oldman), el exaltado hermano de Frankie. Al entrar en la banda, renacen los sentimientos de Noonan por Kathleen (Robin Wright), la hermana de los Flannery. (FILMAFFINITY) [+]
22 de octubre de 2012
9 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora que he tenido el valor y la paciencia de tragarme toda la mediocre saga del “Padrino” puedo afirmar, salvo sorpresa mayúscula de otro título medio desconocido, que “El Clan de los Irlandeses” es la mejor película sobre la mafia con diferencia y una de las grandes joyas del séptimo arte. De hecho creo que lleva el género al límite de la perfección. Ahora bien, la fama y los laurales se lo llevan otras obras de una ínfima calidad. Claro que viendo que “El Padrino”, especialmente la primera y la segunda, sean catalogadas prácticamente de las mejores películas de la historia, no me extraña que auténticas bazofias que continuaron su brecha como “Uno de los nuestros” o “Infiltrados” sean tan alabadas y sin embargo esta "El Clan de los Irlandeses" sea tan poco apreciada e incluso sea tan desconocida como su propio director. ¿Es que estamos locos? Pues más o menos.
“El Clan de los Irlandeses” es una cinta sobre la mafia pero no nos dejemos engañar. En realidad el crimen organizado no es lo más importante sino el cuidadoso marco dramático en el que se mueven Terry Noolan (Sean Peann) y los tres hermanos Flannery (Robin Wright, Ed Harris, Gary Oldman). Unos personajes que se encuentran atrapados entre sentimientos contrapuestos, ante situaciones que se les escapan y ante una realidad y un destino del que no pueden huir por más que lo intenten. Todo acompañado de una atmósfera viciada, oscura, triste; una melancolía irresistible que lo envuelve todo como el humo de los cigarrillos que no dejan de fumar nuestros protagonistas. En fin, un relato humano expuesto de una manera profunda y real.
Magníficamente dirigida, con un tono perfecto, la historia fluye de manera admirable gracias a un guión trabajadísimo en el que todo encaja a la perfección sin que sobre ni una secuencia. Las interpretaciones de Sean Penn, Robin Wright, Ed Harris, (amén de los secundarios de lujo) y Gary Oldman, son buenísimas, en especial este último. La música es excelente, reflejando en cada momento los sentimientos de los personajes. ¿Y que decir de los diálogos? Profundos, con medias palabras, insinuando lo que va a pasar. Y las escenas de acción, con la sobriedad y la dureza necesarias. Y tantas cosas que me dejo en el tintero.
Aunque bien pensado, es normal que los que aprecien la ramplonería de otras películas sobre la mafia, su nulidad a todos los niveles, minusvaloren la profundidad, el dramatismo y el virtuosismo artístico de Phil Jouanou, director al que se le echa en cara, atención, seguir el esteticismo de los hermanos Scott o Alan Parker. Se ve que hay críticos a los que les gusta lo hortera y lo vulgar. Yo, en cambio prefiero la belleza, raro que es uno, y por eso aplaudo el esteticismo elegante que Jouanou imprime a su cinta: rodajes a contraluz, iluminación de todo tipo, fotografía, puesta en escena, planos de perfil, juegos de sombras, fundidos, focos de un coche iluminando un oscuro callejón, panorámica de Nueva York de noche, cámara lenta cuando toca. Como ejemplo de belleza, consultar el SPOILER.
“El Clan de los Irlandeses” es una cinta sobre la mafia pero no nos dejemos engañar. En realidad el crimen organizado no es lo más importante sino el cuidadoso marco dramático en el que se mueven Terry Noolan (Sean Peann) y los tres hermanos Flannery (Robin Wright, Ed Harris, Gary Oldman). Unos personajes que se encuentran atrapados entre sentimientos contrapuestos, ante situaciones que se les escapan y ante una realidad y un destino del que no pueden huir por más que lo intenten. Todo acompañado de una atmósfera viciada, oscura, triste; una melancolía irresistible que lo envuelve todo como el humo de los cigarrillos que no dejan de fumar nuestros protagonistas. En fin, un relato humano expuesto de una manera profunda y real.
Magníficamente dirigida, con un tono perfecto, la historia fluye de manera admirable gracias a un guión trabajadísimo en el que todo encaja a la perfección sin que sobre ni una secuencia. Las interpretaciones de Sean Penn, Robin Wright, Ed Harris, (amén de los secundarios de lujo) y Gary Oldman, son buenísimas, en especial este último. La música es excelente, reflejando en cada momento los sentimientos de los personajes. ¿Y que decir de los diálogos? Profundos, con medias palabras, insinuando lo que va a pasar. Y las escenas de acción, con la sobriedad y la dureza necesarias. Y tantas cosas que me dejo en el tintero.
Aunque bien pensado, es normal que los que aprecien la ramplonería de otras películas sobre la mafia, su nulidad a todos los niveles, minusvaloren la profundidad, el dramatismo y el virtuosismo artístico de Phil Jouanou, director al que se le echa en cara, atención, seguir el esteticismo de los hermanos Scott o Alan Parker. Se ve que hay críticos a los que les gusta lo hortera y lo vulgar. Yo, en cambio prefiero la belleza, raro que es uno, y por eso aplaudo el esteticismo elegante que Jouanou imprime a su cinta: rodajes a contraluz, iluminación de todo tipo, fotografía, puesta en escena, planos de perfil, juegos de sombras, fundidos, focos de un coche iluminando un oscuro callejón, panorámica de Nueva York de noche, cámara lenta cuando toca. Como ejemplo de belleza, consultar el SPOILER.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por ejemplo, dentro de las muchas secuencias de gran belleza estética, esa secuencia en la que Terry se queda sólo mientras fuma y bebe en el bar antes de ir a buscar a Kate al hotel, en la que la cámara se detiene en él y entonces comprendemos a la perfección el abatimiento del héroe, el tremendo peso que carga sobre sus hombros.
Claro que para secuencia preciosa, el final, absolutamente apoteósico, rodada a cámara lenta en su integridad. Mientras fuera celebran el Día de San Patricio y suena la melodía de Morricone, Terry camina con inmensa tristeza y desesperación hasta llegar al bar y entra. Entonces la música se detiene y la luz ilumina a través de las persiana la entrada y el Jukebox y justo suena la música de la marcha de San Patricio empieza un espectacular tiroteo final hasta que Terry gravemente herido acaba con Franky. Justo en ese momento la música se para y se desploma Franky y un haz de luz ilumina la cámara en un plano enano. Luego sale Kate viendo el desfile, totalmente al margen de lo que ha pasado en contraposición a un Terry en las puertas de la muerte. Impresionante. Uno de los mejores finales de la historia del cine.
Claro que para secuencia preciosa, el final, absolutamente apoteósico, rodada a cámara lenta en su integridad. Mientras fuera celebran el Día de San Patricio y suena la melodía de Morricone, Terry camina con inmensa tristeza y desesperación hasta llegar al bar y entra. Entonces la música se detiene y la luz ilumina a través de las persiana la entrada y el Jukebox y justo suena la música de la marcha de San Patricio empieza un espectacular tiroteo final hasta que Terry gravemente herido acaba con Franky. Justo en ese momento la música se para y se desploma Franky y un haz de luz ilumina la cámara en un plano enano. Luego sale Kate viendo el desfile, totalmente al margen de lo que ha pasado en contraposición a un Terry en las puertas de la muerte. Impresionante. Uno de los mejores finales de la historia del cine.