Decía Antonio Machado, para no ofender, aquello de que era bueno, en el buen sentido de la palabra. Y es que la bondad puede confundirse con la estupidez, así que el poeta sevillano quería dejar claro que era bueno sin ser tonto. Frank Capra se ve que no lo conocía así que confunde gravemente ambos conceptos en su "El secreto de vivir" otro de sus clásicos que se desmorona como un castillo de arena con el paso del tiempo. En su momento obtuvo cinco nominaciones a los Oscars pero el único que se lo llevó fue el propio Capra como mejor director.

La película gira sobre un memo que recibe una fortuna y como no se entera no sabe qué hacer. En realidad le gustaría prescindir de ella. Mientras tanto una persona se le acerca con malas intenciones y le traiciona repetidas veces divulgando los secretos que le confiesa al día siguiente en la prensa. Pero como es tonto, ya lo hemos dicho, nunca sospecha. En fin, que la película, aunque simplísima, acartonada, previsible y esencialmente estúpida, te saca algunas risas al ver cómo el resto de los mortales, los "malos", no dan crédito de la simpleza del héroe.

Sea como fuere, de nuestro señor Deeds (Gary Cooper) no percibimos bondad sino mucha ingenuidad y cortedad de miras. Me temo que para dibujar a una persona buena hay que tener claro qué es lo bueno, es decir, proponer un sistema ético-moral válido y esto puede generar oposición. Por eso es más sencillo moverse en generalidades y deslizarse por la pendiente de la imbecilidad. Porque no creo que Capra asuma que lo bueno es desprenderse por las buenas del dinero. En fin, quién me lo iba a decir, el remake del 2002 de Adam Sandler es mucho mejor.