O lo que es lo mismo, Emilio Martínez-Lázaro cambia el País Vasco por Cataluña. En cualquier caso, continuación de su aclamada más por el público que por los cinéfilos "Ocho apellidos vascos" (2014), que desgraciadamente para él no ha tenido el éxito de la primera. De hecho la recaudación ha sido inferior a la mitad y además las opiniones han sido mayormente negativas, aunque hay de todo. No en vano, por poner un ejemplo, las cinco críticas más valoradas en esta página le dan un uno, cosa que rara vez se ve. A mí de todos modos también me ha parecido mala pero no inferior a la original, que también era un poco churro. Al igual que la otra, las risas las tiene en dos o tres secuencias aisladas, todas en las que no estén presentes Dani Rovira y Claro Lago que son menos graciosos que ojear el listín telefónico.

Si ya "Ocho apellidos vascos" iba con el argumento cogida con pinzas, ésta directamente carece de sentido. Por ejemplo, no hay ningún motivo para que Rafa (Dani Rivero) finja ser catalán salvo el de rodar una secuela. Por no hablar de todo el argumento supermanido de ruptura inexplicable que termina en el intento de recuperar a la chica antes de que se case con un memo. Como digo antes, falta de sentido del humor, mucho histrionismo exagerado, caspa, poco seso para sacar punta a la idiosincrasia de andaluces, catalanes, vascos, gallegos o de donde caigan, aquí lo que hay es mucho tópico bobalicón, y un argumento endeble no, lo siguiente. Los actores salvo un poco Karra Elejalde, Rosa María Sardà y Carmen Machi, están mal y además Claro Lago está como un palillo, eso no es bueno. En definitiva, te acaba aburriendo.