Ahí donde vemos esta desconocida comedia familiar, sólo tiene dos críticas, estamos ante la novena película más taquillera de 1983 en los Estados Unidos. La verdad es que no es que sea muy graciosa, pese a que la situación de un señor obligado, porque se queda en el paro, a ocuparse de las tareas del hogar, invitaba a serlo. En todo caso es simpática y algún que otro chiste te esboza una sonrisa. Apta para todos los públicos puede que lo mejor sea sentirse en algún momento dado reconocido ante las dificultades al poner una lavadora, al cocinar o similares.

Ahora bien, ¿quién debe ocuparse de la casa y los niños? Hoy día como somos igualitarios insistimos en compartirlas al 50 % pero me temo que esta solución atenta contra la naturaleza humana: el hombre se siente un inútil y la mujer, que se están aprovechando de ella. Como he dicho otras veces, no se trata de capacidades sino de roles de género. Si nos oponemos a que las mujeres trabajen fuera es porque insistimos en que debéis tenerlo todo sin el más mínimo esfuerzo y segundo, ¿no os dais cuenta de que el dominio exclusivo del hogar nos hace dependientes?