Así y de otras formas se conoce a la fascinante ciudad de Shanghai, encanto que se multiplica por la impronta colonial en la que se hallaba en 1941, que es cuando se ubica temporalmente la película. De lo contrario, es una más de las cientos o miles de ciudades populosas que hay por el mundo. Aclaro, porque Mkael Hafström no lo hace muy bien, que lo que hubo fue una concesión internacional, que era la zona más grande e importante, fruto de la fusión en 1863 de la concesión inglesa y la americana, que fueron siempre los que mandaron en la ciudad, sobre todo los primeros, y luego la concesión francesa, más reducida. Dicho esto, reitero que es la época, la ancestral China, el trascendental momento histórico que se estaba viviendo, pero sobre todo el colonialismo occidental, al que defiendo con entusiasmo, lo que le da su particular fascinación a aquella mítica Shanghai.

Pero además de una antigua colonia, "Shanghai" es el título de una película que aunque tiene buena hechura no se acerca de ni lejos a una obra memorable. Para ello, le falta alma, más minutos, más pasión y puestos a pedir, algo más de intriga porque la que hay, es evidente. Al final queda correcta, pero de una factura tirando a mecánica. Por ejemplo, la ambientación está bien pero se recrean poco en ella. La comparan con "Casablanca" (1942) pero me temo que le viene muy grande la similitud. Por poner otro ejemplo entre muchos, la relación romántica es en el gran clásico de Michael Curtiz perfecta y creíble mientras que aquí es apresurada, fría y mal rematada. A pesar de ello "Shanghai" no es un mal thriller, porque lo es más que bélica o drama. Además, Gon Li y Franka Potente están muy guapas y muy estilosas ambos, si bien con esa moda de 1935-45 es inevitable.