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Voto de Sandro Fiorito:
8
Comedia. Drama. Aventuras Obra maestra de Chaplin, en la que interpreta a un solitario buscador de oro que llega a Alaska, a principios de siglo, en busca de fortuna. Una fuerte tormenta de nieve le llevará a refugiarse en la cabaña de un bandido. En 1942 fue reestrenada en versión sonora. (FILMAFFINITY)
29 de diciembre de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Charlie Chaplin fue, es y será eternamente el actor, director y todoterreno cinematográfico que más capaz es de transmitir al público la máxima crudeza de las situaciones dramáticas que representa, desde una perspectiva cómica que hace que no sólo podamos digerir sus mensajes con mayor tolerancia, sino que encima consigamos entretenernos y divertirnos. En el caso de "La quimera del oro" podremos llegar al desternille con un montón de escenas capaces de perdurar en la retina, pero también llegaremos, como ya pasó en "El chico", pasaría en "Luces de la ciudad", o cualquiera de las exquisitas obras del inimitable genio inglés, a tocar el drama con la punta de nuestros dedos, sufriendo porque un personaje tan ingenuo, inocente y encantador llegue a pasar tantos calvarios por culpa de unos prejuicios y un sistema que no son cosa de aquellos años en los que estas cintas se rodaban. Las denuncias de Chaplin -como su legado- son de factura eterna, trasladándose perfectamente hasta nuestro tiempo todo aquello que el mítico personaje de Charlot hacía llegar a la gente con sus imágenes.

Y llegaron los Oscar. Y se rieron de lo necesario de su mensaje y la belleza de sus postales. Nominaron -sin llegar al premio- a "La quimera del oro" en 1942, en las categorías de sonido y música... a una película muda. Y es que a los miembros de la siempre polémica Academia le valieron más que la película añadiese efectos de audio diecisiete años después, que el hecho de que esos grandes momentos en los que se hablaba de hambre, desesperación, amor y amistad y soledad (algo que venía de presentarse en otros films suyos, y que se volvería a repetir en el futuro) consiguieran tener mayor fuerza que las palabras sobre estas situaciones que cualquier persona en cualquier punto del mundo pudiera pronunciar.
Sandro Fiorito
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