Al principio de la 2ª Guerra Mundial, el escritor inglés Nicholas Monsarrat solicitó a la Armada Británica formar parte de su afamada flota naviera de guerra, conocida en el mundo entero como la Royal Navy. No lo hizo solo en el aspecto patriótico sino porque tenía mucho interés por el mar.

Esta actividad marinera la cumplió mientras duró todo el conflicto bélico y llegó a desempeñarse como oficial de corbeta de las naves siendo partícipe en la destrucción de submarinos alemanes. Relató todo esto en la novela The Cruel Sea, libro que sería muy valorado por la sociedad británica y que años después, en concreto en 1953, sería llevado al cine a cargo del director Charles Frend.

El gran mérito de la adaptación cinematográfica radica en que pudo plasmar las complejas sensaciones y reacciones de los individuos que combaten en un conflicto bélico, aspecto que es más relevante si se considera su falta de experiencia en esas lides. La película aborda el sentir humano y deja al descubierto, además, las consecuencias en los hogares de los marinos por su larga ausencia.

En aquella década seguía muy en boga el cine bélico en Europa y USA. Muchas de aquellas historias sirvieron de guiones para hacer películas sobre las aventuras y el drama de la 2ª Guerra Mundial. Gran Bretaña era de los países que más filmes de este género produjo, con distinta calidad. Muy entretenida. Un 7.