Es curioso lo del amigo, Francis hizo la adaptación al cine de dos novelas juveniles de Susan E. Hilton y mientras que la adaptación de Rebeldes podría pasar como una película de culto para el colectivo gay con una fotografía que daba asco y unas interpretaciones bastante flojas en La ley de la calle se puede decir que lo bordo. Una película como dios manda en blanco y negro con un pesimismo implícito y sobre todo con una de las mejores interpretaciones que he visto en mi vida como la de Mickey Rourke, el chico de la moto capaz de auto reinventarse años después con más kilos, más cicatrices como un luchador de pressing catch al que le mango el oscar una mediocre interpretación de marica de Sean Peen pero eso es otra historia como diría Susan, eh. En cuanto a la ley de la calle solo patina el amigo Matt Dillon que parece como desenfocado, nada que ver cuando aparece El chico de la moto que parece detener el tiempo como se observa en los relojes sin agujas que aparecen constantemente en la película. Mickey aparece como un tío de veintitantos años que sin embargo tiene la sabiduría de cientos de años en su mirada, en sus gestos levantando la admiración halla por donde va, el respeto e incluso el miedo porque hasta entonces nadie había visto a nadie igual. Es por eso por lo que el policía le odia no porque este al margen de la ley sino porque le da miedo, porque el chico de la moto tiene el tempo la calidad el carisma el liderazgo que no tendría el policía ni viviendo 1000 vidas. Mención aparte merece Dennis Hopper un actor que esta pachucho y que hace de padre borracho lanzando la frase lapidadora cuando Rusty le dice que de mayor será como el Chico de la moto, ese ser daltónico y medio sordo que vive como un pez luchador de Xiang en una pecera que no es más que este mundo mediocre y en donde a los genios la gente mediocre y el sistema los hacen parecer como locos.