Extremis es el nombre del arco argumental que ocupó seis números en la serie de comics de Iron Man, y que ha servido de base para el tercer capítulo del personaje en pantalla grande, más esperado esta vez sí cabe tras el arrollador éxito de Los Vengadores el pasado 2012. Este tercer episodio ha sido vendido como el descenso a los infiernos del personaje de Tony Stark, la más oscura de la saga, y también el cierre de la misma. ¿Cambios? Shane Black sustituye a Jon Favreau tras las cámaras, y la inclusión de nuevos intérpretes, casi todos ellos villanos: Guy Pearce, Sir Ben Kingsley, Rebecca Hall, James Badge Dale y William Sadler -este como presidente de los USA-.

Robert Downey Jr (Stark/Iron Man), Gwyneth Paltrow (Pepper Pots), Don Cheadle (Rhodes/War Machine), Jon Favreau (Happy Hogan) y Paul Bettany (voz de Jarvis) mantienen sus respectivos roles. Todos ellos se enfrentan a dos nuevos villanos, el terrorista El Mandarín (Kingsley) y el científico Aldrich Killian (Pearce), quienes tienen un ejército de ex-soldados dopados con una sustancia llamada Extremis, para hacer reinar el terror en los USA como si de unos Osama Bin Laden's se tratasen. Entre este barullo, Stark sufre ataques de ansiedad, idea que surge de otro arco argumental de otro comic del personaje, Demon in a Bottle.

Dos cambios respecto a los comics en que se basa: como producción de Disney que es, se ha dejado de lado todo flirteo y posterior adicción de Tony Stark con el alcohol. El segundo es el cambio de nacionalidad de El Mandarín, pasando de ser chino a árabe. La razón, Iron Man 3 es una co-producción entre USA y China.

Aclamada con unanimidad está siendo Iron Man 3 por crítica y público -más de 8 de media en IMDB-, sorprendente en una película que no ofrece nada nuevo respecto a sus predecesoras, aunque si los mismos elementos mejorados por Shane Black como director: buenas y ruidosas escenas de acción, excelentes efectos especiales, Robert Downey Jr montando un show cada vez que aparece, muchos chistes -algunos con gracia- y amoríos de telenovela. La diferencia, por lo menos por lo que respecta a la anodina segunda Iron Man, es un guión que se han esmerado en cuidar más -por lo menos esta vez la película tiene más interés que ver como Tony Stark se va de fiesta, o de ser una mera excusa para alistar al personaje con el grupo Los Vengadores-.

Respecto a eso de que es la más oscura de las tres Iron Man, e incluso comparaciones con el cierre de la trilogía de El Caballero Oscuro -que las hay-, patrañas. Iron Man 3 es tan luminosa como la más comercial de las películas Disney, y lo único que lleva a pensar en un descenso a los infiernos son un par de momentos en los que un Downey Jr -sin actuar muy en serio- tiene un par de ataques de ansiedad que no van a más. En cuanto a la comparación con la cinta de Nolan citar un aspecto a la que si recuerda, en el sentido negativo: el maltrato hacia final de película del villano Mandarín, un hasta entonces genial Ben Kingsley que sufre casi el mismo ridículo que Bane/Tom Hardy en The Dark Knight Rises. Lo único malo de la película junto a un exceso de protagonismo de Pepper Potts/Paltrow en el clímax, lo normal teniendo a una actriz ganadora de un Oscar en el reparto.

El trabajo de los actores: Downey Jr pese a su carisma, tanto aquí como en Sherlock Holmes empieza a sufrir el payasismo de Johnny Depp como Jack Sparrow, Guy Pearce, Ben Kingsley y James Badge Dale son buenos villanos, Rebecca Hall apenas tiene protagonismo ni interés, y Paltrow y el siempre eficiente Don Cheadle en el tono de las películas anteriores.

La mejor Iron Man junto con la primera, un buen cierre de una saga de la que no debería quedar nada por contar, por lo menos en solitario, con Los Vengadores es otra cosa.