John Dahl se puso en boca de muchos a principios de los 90 a través de dos películas que revitalizaban el género del cine negro, La Muerte Golpea Dos Veces (1989) y sobre todo, La Última Seducción (1994). Tras estas dos, que en realidad tampoco eran para tanto, se puso a los mandos de Escondido en la Memoria, thriller fantástico con Ray Liotta, Linda Fiorentino, Peter Coyote, Christopher McDonald, Kim Coates, Kim Catrall y David Paymer.

El forense David Crane (Liotta) fue acusado injustamente del asesinato de su esposa, pero un error en el sistema judicial permitió que saliera en libertad. Desde entonces vive obsesionado con la idea de encontrar al asesino. La respuesta a sus plegarias es la científica Martha Briggs (Fiorentino), que experimenta con un suero extraído de la médula espinal, permitiendo al sujeto poder revivir los recuerdos de otro inyectados por vía intravenosa.

Correcto thriller que pasó desapercibido en el momento de su estreno, aún albergando apuntes interesantes. Serían la labor de un John Dahl mostrándose como un valor sólido para crear una película comercial, con sus (muy) modestas dosis de suspense y alguna escena lograda (la persecución, los flashbacks). El eficiente reparto ayuda y la banda sonora del infravalorado Christopher Young (La Mitad Oscura) secunda de manera perfecta. Además, la idea sobre la que gira la trama es cuanto menos original pero...

La citada originalidad que produce la posibilidad de revivir los recuerdos de otros seres con una inyección no está desarrollada de manera que ofrezca algo nuevo. Nos acaba llevando a lo mismo de siempre en esta clase de cine con asesino de por medio. Pistas falsas, varios sospechosos, un clímax en el que se descubre todo el berenjenal... Escondido en la Memoria es así, y en caso de que el villano hubiera sorprendido y no quedaran cabos sueltos el resultado habría sido una película algo más redonda. Adivinar quién es no es difícil, sus motivaciones respecto a porqué mata están cogidas con pinzas, hay lagunas en ciertas situaciones, y otras veces se recurre al poco elegante recurso de la casualidad como explicación. Resumiendo, es una película deudora de su prometedor planteamiento inicial.

Es una paradoja que una película llamada Unforgettable sea tan olvidable, pero es obvio que sus creadores no trataron de pasar a los anales de la historia. Quedó como un producto imperfecto a la vez que eficaz, si lo que se busca es pasar el rato. Como la mayoría del cine de escala media de la década de los 90, vista hoy parece televisiva, el lugar donde John Dahl ha pasado sus últimos años de carrera (True Blood, Californication, Breaking Bad, Dexter, Homeland...)