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Voto de Max Power:
9
6,8
775
Cine negro. Drama
Tras el robo de una maleta en una estación de tren, la policía descubre un alijo de droga oculto en una figurita de porcelana. Dos hombres llegan a la ciudad con la intención de recuperar dicho alijo sin saber que la policía está al acecho. (FILMAFFINITY)
Siegel, entrada en la madurez y diana en el cine negro. De artistas, artesanos y respeto al trabajo.
29 de junio de 2019
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más conocido a posteriori por la dirección de clásicos del cine de acción por todos conocidos, por poner a Eastwood en la picota y enseñarle, cuenta la leyenda, los secretos de dirigir películas con la saga de Harry; y también por unas cuantas cintas de culto anteriores a los psicodélicos 60, que parece pillaron a Don con el paso cambiado y los empieza a dejar constancia de las modas y formas jipiosas ya a finales de la década y con sus cintas de los 70. Cabe destacar aquí todos los matices lisérgicos que se aprecian en la primera cinta de Eastwood como director, esa en la que interpreta a un atribulado locutor de radio de madrugada.
Aquí, en Contrabando nos presenta un disparo directo. Certero. Sin barroquismos. Con un inicio sobresaliente que da para estudiarlo en profundidad. Un desarrollo de la historia totalmente plausible, narrada con pulso y ritmo de metrónomo, y dónde se puede ver un hampa desarrapada de malditismos y propagandas varias, personajes crudos que luego tanto abundarían en sus cintas.
Personalmente, agradezco el trato al espectador como una persona dotada de inteligencia capaz de masticar el solito el contenido de la cinta, sin trampas de guión ni pretenciosidades por ninguna parte; espectador que busca en el cine una forma de evasión o deleite, que cuanto más le pueda acercar a la experiencia artística, mejor. Y Siegel, sin llegar a ser un hacedor de obras de arte, se muestra una vez más como uno de esos artesanos en extinción. Buenos trabajadores interesados en el valor añadido de los productos que fabrican, y no teledirigidos o desapegados -muchas veces a través de un falso compromiso político social con lo bienpensante y politicamente correcto- del producto al que dedican su tiempo. Y en el que nosotros, aprovechamos o malgastamos el nuestro.
Aquí, en Contrabando nos presenta un disparo directo. Certero. Sin barroquismos. Con un inicio sobresaliente que da para estudiarlo en profundidad. Un desarrollo de la historia totalmente plausible, narrada con pulso y ritmo de metrónomo, y dónde se puede ver un hampa desarrapada de malditismos y propagandas varias, personajes crudos que luego tanto abundarían en sus cintas.
Personalmente, agradezco el trato al espectador como una persona dotada de inteligencia capaz de masticar el solito el contenido de la cinta, sin trampas de guión ni pretenciosidades por ninguna parte; espectador que busca en el cine una forma de evasión o deleite, que cuanto más le pueda acercar a la experiencia artística, mejor. Y Siegel, sin llegar a ser un hacedor de obras de arte, se muestra una vez más como uno de esos artesanos en extinción. Buenos trabajadores interesados en el valor añadido de los productos que fabrican, y no teledirigidos o desapegados -muchas veces a través de un falso compromiso político social con lo bienpensante y politicamente correcto- del producto al que dedican su tiempo. Y en el que nosotros, aprovechamos o malgastamos el nuestro.