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España España · Granada
Voto de Nadja:
8
Drama "El País de los sueños", un burdel situado en un barrio de Tokio, atraviesa una difícil situación, ya que el Parlamento está a punto de aprobar una ley que prohíbe la prostitución. Retrato de la vida cotidiana de diversas prostitutas: aquellas a las que las circunstancias obligaron a comerciar con su cuerpo, pero también aquellas otras que intentan abandonar ese medio de vida. (FILMAFFINITY)
10 de febrero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la segunda película que veo de Mizoguchi y tengo que decir que se ha convertido en uno de mis directores favoritos. No solo por la alta calidad estética y narrativa de sus películas si no tambien porque creo que La calle de la verguenza es una película premonitoria que pone sobre la mesa preguntas que aun no hemos sabido responder con honestidad.
Y es que ,es alucinante que un director de cine de los cincuenta nos haga un fiel retrato de nuestra propia sociedad y trate temas tan actuales como la prostitución con mayor maestría que muchos directores actuales.
La calle de la verguenza es un retrato crudo y honesto de las condiciones de vida de un grupo de chicas que se dedican a vender sus cuerpos en Japón. En un momento un tanto complicado, cuando se estaba debatiendo si se debía o no legalizar la prostitución.
La vida de estas mujeres es analizada hasta el mas mínimo detalle. Desde los motivos de la puta que lleva toda su vida vendiéndose y que ha envejecido hasta los de la principiante. Nos muestra el porque a una elección tan difícil y arriesgada. Y es que algunas de estas mujeres han elegido esa opción obligadas por las circunstancias de su vida(un marido enfermo y un hijo al que mantener, la necesidad de obtener un salario con el que poder mantenerse o mantener a otros,etc...). Pero otras simplemente han elegido esa vía para huir de una situación familiar asfixiante e injusta. O solo para no cumplir las expectativas que la sociedad les impone. Ser una buena ama de casa y una mujer sumisa, que soporte las faltas de su marido y sea su esclava en el ámbito domestico. Porque para algunas apenas hay diferencias entre venderse unas horas para un cliente o venderse para un matrimonio o un trabajo donde eres explotada a diario recibiendo una paga misera que no te permite salir adelante.

Mizoguchi abre de nuevo ese debate tan revisado en nuestros días sobre si se debería o no legalizar la prostitución y es que sus putas en el fondo solo son mujeres que tratan de ganarse la vida y salir adelante.

Y hasta la puta que puede llegar a parecernos mas malvada al aprovecharse de su cliente y arruinarlo para abrir su propio negocio, solo es otra mujer desesperada mas intentando abrirse camino.

Porque en un trabajo como este, todo consiste en engañar o ser engañado. El hombre que cree que te ha comprado y que puede pagar tu libertad para canjearse tu compañía no merece algo tan desinteresado como el amor. Solo sigue comprando lo que cree que se merece pero esta vez intenta maquillarlo con buenos propósitos. La única vía para este individuo es demostrarle que lo que creia que habia comprado, en realidad no estaba a la venta.


Cuestiones tan arriesgadas como estas son planteadas por Mizoguchi con una ultima escena final donde parece hablarnos a nosotros mismos. Al espectador que juzga constantemente los motivos y las condiciones de estas chicas sin conocer sus pequeñas miserias. Al que las compra o las vende. Al que no quiere ver nada mas allá de la comodidad de su sillón.



No se podría haber elegido un mejor nombre para el burdel que el de ''El país de los sueños'' y es que la cinta con planos en blanco y negro asfixiantes y cerrados muestra la falta de oportunidades y esperanzas de la vida de las chicas constantemente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nadja
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