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6
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1996 ![Estados Unidos](/imgs/countries2/US.png)
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6,5
32.578
Animación. Infantil. Drama. Musical
Oculto a las miradas de todos los ciudadanos de París, en lo alto del campanario de la catedral de Notre Dame, vive Quasimodo. Su tutor, el juez Frollo, no le permite bajar nunca del Campanario. En compañía de tres simpáticas gárgolas de piedra, Victor, Hugo y Laverne, Quasimodo pasa las horas observando el bullicioso ir y venir de la gente. Hasta que un día, decide bajar a escondidas y conoce a la bella Esmeralda, con la que vivirá su mayor aventura. (FILMAFFINITY) [+]
24 de marzo de 2013
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disfrazada de película infantil de esas de "la belleza está en el interior", El Jorobado de Notre Dame es en realidad la oscura y siniestra historia de un juez muy beato que siempre ha sido pío, puro y casto pero pierde la cabeza al enamorarse, para colmo, de una gitana.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Tan profundo es su anhelo sexual y tan grande la culpa que siente que llega a límites insospechados como prender fuego a París entera para conseguir a la chica o mandarla quemar cuando le rechaza. Sin duda la cinta nos habla del exceso de beatismo y los peligros que implica para la psique humana enfrentar los dogmas eclesiásticos a los instintos más naturales.
Los realizadores no se conforman con este personaje para ridiculizar a la Iglesia: el sacerdote que impide que el juez mate al recién nacido jorobado y le obliga a criarlo como propio predica con sus palabras que el niño, pese a su deformidad, tiene derecho a una vida digna, pero sus actos no muestran dicha piedad, pues no solo permite que el jorobado se bautizado con un nombre denigrante (Quasimodo significa "medio hecho") y que sea criado como un esclavo en lo alto del campanario, sino que además, lo ignora a sabiendas de lo solo que está y de que su único contacto con otro ser vivo es el odioso juez que no hace más que maltratarlo psicologicamente e inculcarle prejuicios. Podría ser su amigo, mostrarle que las personas también pueden ser amables, pero decide no hacerlo, probablemente también por prejuicios.
Por su parte, el jorobado se siente tan aislado que se imagina que las gárgolas de la catedral le hablan, le cantan, le dicen "¡guapo!" y juegan con el a las cartas. Pese a lo poderoso de la idea, las gárgolas se comportan como unos Timón y Pumba de tercera que, aparte de no tener gracia, infantilizan en exceso una cinta que es otros aspectos es muy adulta.
Y es ese el mayor problema de la misma, contiene algunos segmentos demasiado infantiles como para agradar al público adulto y otros muy adultos como cara contentar al púbico infantil, como cuando el juez huele el pelo a la gitana en una escena cargada de tensión sexual.
Por tanto, es comprensible la mala fama del filme, debido a que se queda en una tierra de nadie sin lograr ese equilibro "para niños y mayores" que Disney sí consigue con otras películas. Eso sí, quién desee disfrutar de la vertiente adulta de la misma disfrutará.
Los realizadores no se conforman con este personaje para ridiculizar a la Iglesia: el sacerdote que impide que el juez mate al recién nacido jorobado y le obliga a criarlo como propio predica con sus palabras que el niño, pese a su deformidad, tiene derecho a una vida digna, pero sus actos no muestran dicha piedad, pues no solo permite que el jorobado se bautizado con un nombre denigrante (Quasimodo significa "medio hecho") y que sea criado como un esclavo en lo alto del campanario, sino que además, lo ignora a sabiendas de lo solo que está y de que su único contacto con otro ser vivo es el odioso juez que no hace más que maltratarlo psicologicamente e inculcarle prejuicios. Podría ser su amigo, mostrarle que las personas también pueden ser amables, pero decide no hacerlo, probablemente también por prejuicios.
Por su parte, el jorobado se siente tan aislado que se imagina que las gárgolas de la catedral le hablan, le cantan, le dicen "¡guapo!" y juegan con el a las cartas. Pese a lo poderoso de la idea, las gárgolas se comportan como unos Timón y Pumba de tercera que, aparte de no tener gracia, infantilizan en exceso una cinta que es otros aspectos es muy adulta.
Y es ese el mayor problema de la misma, contiene algunos segmentos demasiado infantiles como para agradar al público adulto y otros muy adultos como cara contentar al púbico infantil, como cuando el juez huele el pelo a la gitana en una escena cargada de tensión sexual.
Por tanto, es comprensible la mala fama del filme, debido a que se queda en una tierra de nadie sin lograr ese equilibro "para niños y mayores" que Disney sí consigue con otras películas. Eso sí, quién desee disfrutar de la vertiente adulta de la misma disfrutará.