He leído críticas de todo tipo, oído opiniones de varias personas, todas ellas con admiraciones y rechazos, pero ni un sólo "ni fu ni fa", eso me llamó la atención. Cuando alguien dice: se deja ver, entretiene, nada del otro mundo... se supone que pasa inadvertida y no forma controversia alguna, todo lo contrario que produce ver esta película, o gusta, o no.

Personalmente, me ha fascinado sobremanera el carácter que ha mostrado su director para contarla, arriesgando -como muchos dicen- y sobrepasando lo ridículo -como dicen otros- para convertirlo en algo ingenioso. Por eso he disfrutado viéndola, porque es tan poco almodovariana como también lo es. Me ha dado la impresión, a ratos, de estar viendo algo de Lynch, o de Tarantino, es como si Almodóvar hubiese absorbido el cine moderno de los últimos años y lo hubiese canalizado a través de su propio filtro, para repartir esa fórmula a lo largo del film en cantidades irregulares, ¡y funciona!. Tiene momentos verdaderamente buenos, como otros que no tanto pero siguen en la línea de disputa de su visionado, y mi cerebro aguantó hasta el final.

A falta de leer la novela de Jonquet Thierry (acabo de empezar y en las primeras páginas ya guarda una similitud alterable), he de reconocer que me ha impactado, tanto como me ha divertido durante las casi 2 amenas horas que he ido variando la posición del respaldo en la butaca.

La pega más relevante es que, en su lugar, habría modificado el montaje del relato algo más de como está (sin entrar en spoilers). En mi opinión funcionaría mucho mejor a nivel narrativo y sería una película redonda, no obstante estamos ante una de las mejores del director manchego, y de lo más interesante y provocativo del año.