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Voto de Sergio Berbel:
4
Terror. Intriga Narra la historia de una familia que vive aislada del resto de la sociedad, cuya tranquilidad se verá perturbada por una presencia aterradora que pondrá a prueba los lazos que les unen. (FILMAFFINITY)
14 de enero de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No comprendo quién tuvo la peregrina idea primigenia de mezclar en una coctelera “El bosque” de M. Night Shyamalan como punto de arranque y “El resplandor” como eje de la trama, pero hay que ser demasiado valientes o abusar de las sustancias psicotrópicas para pensar que eso puede llevar a buen puerto. “El páramo”, la presunta “sensación” de terror de nuestro cine de este año (con la temerariamente palomitera Netflix de por medio, como no podría ser de otra forma), es un chasco mayúsculo.

Y lo que es peor, un crimen: el delito de desperdiciar un maravilloso material y un trío de actores fantásticos y en estado de gracia para poder haber consolidado un drama social sólido con muchísimo fundamento.

Porque todo falla exclusivamente desde el guión, dado que el resto de elementos son mucho más que llamativos: la dirección de David Casademunt es sólida, profesional, a ratos incluso esteticista con criterio; la fotografía de Isaac Vila ciertamente notable, con una paleta de grises impactante; la música de Diego Navarro, convencional, nada original para un film de género, pero efectista.

Y, si entramos en el elenco actoral, ciertamente notable: Inma Cuesta (cada día más profesional, más todoterreno y más perfecta) encarna a una cariñosa pero frágil madre espléndidamente; Roberto Álamo, como siempre, entrega un trabajo impecable siendo el padre; Asier Flores es un prodigioso actor infantil.

Pero claro, está condenada al fracaso desde un guión que limita a sus tres personajes a un espacio inexpugnable debidamente señalizado del que no pueden salir (la copia de la primigenia idea de “El bosque” de M. Night Shyamalan es demasiado evidente) y que, una vez que el padre decide ausentarse sin mayor explicación (no hubiera estado de más justificarlo mejor), la caída a los infiernos de la salud mental de la madre la va convirtiendo en un Jack Nicholson en mitad del Overlook de forma demasiado evidente. El dios Stanley Kubrick los perdone por ello. El no va más está en el uso de un hacha para destrozar una puerta en una escena concreta, por si no lo habías pillado a la primera…

Esa misma historia de familia aislada para sobrevivir a las guerras en pleno siglo XIX, enfocada sin tanto género ni aliento palomitero, con todos los notables elementos que conjuga, hubiera dado para muchísimo más.
Sergio Berbel
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