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Voto de Sergio Berbel:
8
Serie de TV. Thriller. Drama Miniserie de TV (2019). 8 episodios. 20 minutos cada uno, filmados todos ellos en plano secuencia. Un suceso -del que desconocemos las causas y el origen- ha provocado el colapso de la sociedad -la francesa y se sobreentiende que la mundial-, y es la espoleta que provoca una serie de historias independientes en diferentes localizaciones, que comparten la desesperación y la huida de las personas que intentan sobrevivir. Episodios: 1- El ... [+]
5 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El colapso”, la serie creada por Les Parasites para Canal+ Francia, es el triunfo de la forma sobre el fondo. Poco innovadora en lo referente a planteamientos catastrofistas de sociedades distópicas sin demasiada profundidad en el estudio psicológico de los personajes, pero apasionante en cuanto a que sus 8 episodios (relativamente independientes unos de otros) se desarrollan todos ellos en un solo plano secuencia, algunos de una complejidad ciertamente impactante, y virtuosa en grado sumo en su insuperable episodio 7, "La isla".

Se trata de un vistazo a 7 historias distópicas donde la sociedad ha colapsado definitivamente y ya no hay reglas, donde los seres humanos, ya de por sí egoístas y destructivos, ahora lo hacen con excusa, la lucha por la supervivencia. No se respeta a nada ni nadie, La misantropía elevada a una explicación de la vida. Estamos ante un sálvese quien pueda in crescendo conforme pasan los días y el colapso incrementa la ruina y destrucción del sistema social y económico conocido.

En el episodio 1, apenas con el colapso desperezándose, asistimos a lo que ocurre dentro de “El supermercado”, cuando el desabastecimiento comienza a ser notable y las reglas se fracturan por primera vez. Todo es un caos, pero ya se sabe que el caos inicial no es más que el preludio de la madre de todos los caos conforme la situación evoluciona y las carencias y ruptura de normas se va incrementando en función de las necesidades no cubiertas, cada vez mayores.

Incluso si es necesario recurrir a la violencia, como muestra el episodio 2, “La gasolinera”. La sociedad ha roto todos los cauces y campa el desorden a sus anchas. Eso sí, hasta para vivir el cataclismo definitivo siempre habrá y funcionarán las clases sociales, y el episodio 3 (“El aeródromo”) nos descubre que todo siempre será más fácil para los ricos y que el capitalismo sigue destruyendo al ser humano incluso en un entorno apocalíptico, y que los que están arriba no dejarán pasar la oportunidad de pisotear para pasar por encima de los pobres.

El cierre de fronteras sobre uno mismo y el estorbo y la incomodidad del que llega, o sea, el racismo en toda su extensión, se refleja en el episodio 4 (“La aldea”) y la devastación que nuestra forma de vida nos lega encuentra una narración apasionante en el episodio 5 (“La central nuclear”), donde se demuestra que no hemos medido las consecuencias de nuestra forma de vida. Una llamada al corazón de los ancianos abandonados a su suerte cuando el sistema cae muestra el episodio 6, “La residencia”.

El más complejo y brillante técnicamente es el episodio 7, “La isla”, donde el plano secuencia arranca en tierra, para pasar de una embarcación a otra, atravesar el mar y llegar a los límites de una isla, entrando o saliendo la cámara del agua a la par de su única protagonista. Ciertamente brillante. Y cierra la serie el episodio 8, “El plató de televisión”, un flashback explicativo de por qué habíamos llegado al colapso.

Brillante en unos planos secuencia que parecieren no ensayados por su verosimilitud y apariencia de improvisación en su haber; falta de profundización psicológica en los personajes en el debe, puesto que en la propuesta de la serie prima la acción sobre la reflexión y la tensión sobre las consecuencias psicológicas de nuestros actos. Una misantropía pedagógica más necesaria que nunca, eso sí.

Una serie más sobre futuros distópicos postapocalípticos pero aportando la brillantez del plano secuencia como elemento narrativo único, justo lo que más adoro en el cine.
Sergio Berbel
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