“Niños grandes” reúne a cuatro cómicos de dudosa gracia pero incuestionable éxito comercial (Adam Sandler, Kevin James, Chris Rock y David Spade) que se revelan absolutamente incapaces de provocar una risa en hora y media de película. Unos productores decentes habrían quemado la cinta, asumido las pérdidas en silencio y tapado elegantemente el asunto… pero no, tranquilos, no es el caso. Los productores de esta patochada se han caracterizado más por su creatividad que su decencia y han hecho una reconversión de ‘comedia’ a ‘película familiar’ insertando con calzadoren el guión cuatro actrices con ciertas dotes simpáticas para emparejarlas con los presuntos cómicos y unos cuantos niños de relleno.

El resultado es una película que habrá hecho las delicias de los cuatro protagonistas encantados de haber tenido unas vacaciones pagadas, echarse unas risas entre ellos y magrearse con actrices de buen ver como Salma Hayek y Maria Bello, a las que esta payasada también habrá servido para sanear las cuentas. Incluso a nivel gerencial (o de management, como se dice ahora) habrá seguramente un powerpoint con gráficos y tablas que demuestren más allá de toda duda de que la película incluye un reparto para todos los segmentos de población (ricos, pobres, blancos, negros, chinos y gordos), chistes para todas las edades y subtramas para todos géneros (hombres, mujeres, niños y perros). Contentos los actores, contentos los jefes… contento todo el mundo, menos al espectador aguantando las astracanadas de cómicos fuera de ambiente: Sandler no es nada si no le dejan caer en el mal gusto, Rock no es nada si no le dejan hacer chistes raciales, James no es nada y ¿quién es Spade?.

No pagué por verla y la hora y media de mi vida empleada seguramente la habría terminado malgastando… así que no tengo excesivos motivos para lamentar nada y dentro de un rato ni me acordaré. Si podéis, huid.