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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
7
Ciencia ficción. Acción En un Japón futurista la joven Motoko Kusanagi (Scarlett Johansson), también conocida como 'the Major' Mira Killian, es la líder de grupo operativo de élite, Sección 9, cuyo objetivo es luchar contra el ciberterrorismo y los crímenes tecnológicos. Al mando de esta unidad de operaciones encubiertas está Aramaki (Takeshi Kitano), y destaca Batou (Pilou Asbæk), un exmilitar considerado como uno de los agentes más salvajes del grupo. Pero, ... [+]
31 de agosto de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el manga o el anime pasa lo que con tantas cosas: que tendemos a mitificar lo que no conocemos o lo que no está a nuestro alcance, generalmente de manera injustificada. Ya he comentado alguna vez que tuve la típica infancia de los ochenta donde nunca me faltó de nada y nunca se me negó ningún libro, pero mis padres no eran de ir cine, sólo tenía los juguetes que me caían en Navidad y cumpleaños, mi TV tuvo un único canal hasta casi los noventa y sólo ocasionalmente entraba en casa alguna peli de videoclub. Con este panorama, para poder estar al día de las series, películas o cómics y sobrevivir socialmente tenía que extraer fragmentos aquí y allá de conversaciones o noticias, hilvanarlos como buenamente podía y forjar una opinión que poder emitir en las conversaciones del recreo (faltaban diez años para disponer de una internet primitiva en la que documentarme). Así me enteré de que había una cosa del estilo de Goku a la que llamaban ‘manga’ y de la que “Akira” era su máximo exponente. Por supuesto, no tuve acceso a “Akira” hasta mucho después, pero en aquel momento si no lo habías visto o no decías que lo habías visto, no pintabas mucho, así que, a base de repetirlo, llegué a creerme que “Akira” y el manga eran lo más cool.

Con el tiempo, sobre todo con la posibilidad de un acceso cómodo y sencillo a internet, toda clase de material cinematográfico de todos los tiempos estuvo accesible y pude ponerme al día. Empecé mi ajuste de cuentas con “Akira” y no sabría decir si me sentí decepcionado de lo aburrida que la encontré o frustrado por una sensación de que no me estaba enterando de la mitad de las cosas. De hecho, cuando acabó, yo pensé que con ese final tenía que ser el primer episodio de una serie… pero no, resultó que es que la película acababa así de incomprensiblemente. Y lo mismo me fue pasando con otras películas manga que iban cayendo en mis manos, el mismo cuadro de aburrimiento y de desconcierto, la misma sensación de que faltaban escenas, de que se me ocultaba información o de que estaba viendo la segunda o tercera parte de una saga sin haber visto entregas anteriores.

Una de esas películas era “Ghost in the cell”, un clásico del anime según la propaganda, que me dejó exactamente igual que “Akira” y el resto, con la cabeza muy caliente por una trama superconfusa de la que parecían haberle extirpado la introducción y la presentación de unos personajes a los que ibas conociendo sobre la marcha para que, cuando hacia el final de la película conseguías tener una idea completa de quién era quien y qué pintaba en todo aquello, terminaba la cosa de una manera absolutamente incierta. Aquello no era para mí, concluí y desde entonces he huido de ese género como de la peste. Pocas películas manga/anime he votado en FA, por no decir ninguna, así que no sabría describir mis emociones cuando tuve la oportunidad de ver la nueva versión de “Ghost in the shell” con Scarlett Johansson. Por un lado, la pereza era enorme ante la posibilidad de tirarme dos horas viendo a señores orientales pegarse tiros sin sacar nada en claro. Por otro lado, quién sabe, lo mismo la producción hacía un esfuerzo para no ser tan manga y conectar con el público occidental.

Así fue, afortunadamente. La película toma los elementos esenciales de la saga origen y construye sobre ellos una trama trabajada para ser comprensible, con el tradicional esquema de introducción, nudo y desenlace y tomando su tiempo para presentar a los personajes y su contexto. Con este simple gesto, la película gana muchísimo porque ya es posible formar parte de ese futuro oscuro y ultratecnológico (a lo mejor alguien algún día me explica por qué siempre los futuros consisten en megalópolis en las que apenas hay luz solar y los gigantescos edificios son enormes vallas publicitarias), en el que los cyborgs están a la orden del día y los humanos tienen la posibilidad de implantarse mejoras biomecánicas. Haciendo la trama comprensible, describiendo las reglas que rigen en el universo en el que tiene lugar, la propuesta argumental, los efectos especiales, el diseño artístico y el arte conceptual ya sí lucen y pueden ser disfrutables. “Ghost in the shell” es muy sólida y potente en todos esos aspectos, atractiva para los sentidos y, a su manera, inteligentemente elegante. Y entretenida. Y sofisticada. Saca partido a sus recursos, con Johansson y Kitano a la cabeza y, aunque seguro que los más puristas ponen pegas a la adaptación, como público normal no puedo más que estar agradecido.
OsitoF
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