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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
8
Drama. Comedia Año 1962. Tony Lip (Viggo Mortensen) es un rudo italoamericano del Bronx que es contratado como chófer del virtuoso pianista negro Don Shirley (Mahershala Ali). Ambos emprenderán un viaje para una gira de conciertos por el Sur de Estados Unidos, donde Tony deberá tener presente "El libro verde", una guía que indicaba los pocos establecimientos donde se aceptaba a los afroamericanos. Son dos personas que tendrán que hacer frente al ... [+]
20 de octubre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conociendo más o menos de qué iba esta “Green Book” confieso que me daba bastante pereza ponerme a verla. El hecho de que hubiera sido la triunfadora de los Oscar de 2018 no endulzaba el tema, es más, en cierto modo lo empeoraba. Y es que hace ya bastantes años que dejé de creer en los Oscar como un concurso justo donde ganaba el mejor (lo que tardé en leer “El Padrino”, documentarme un poco y tener conocimiento de lo que son los grupos de presión) pero también es verdad que hasta no hace mucho se mantenía el decoro y solían ganar siempre películas decentes o, cuando menos, películas con cierto nivel objetivamente contrastable independientemente de que te hubiesen hecho más o menos gracia. Pero eso se perdió desde hace cinco o seis años cuando se estableció que ya era hora de dejar a un lado la calidad cinematográfica como criterio y que el premio tenía que empezar a darse al director, actor o guionista que cumpliese con los parámetros sociales del momento en términos de raza, sexo o religión.

Por eso, los prejuicios me hicieron pensar que “Green Book” iba a ser una película fully compliant con los estereotipos woke del momento en términos de denuncia racista (de la raza blanca sobre la negra). Tampoco ayudaba que guion y dirección estuvieran firmados por un Peter Farrelly, de quien sus últimos trabajos, tanto en solitario como con su hermano, hacían ver que los buenos tiempos de “Dos tontos muy tontos” o “Algo pasa con Mary” quedaban muy muy atrás. La verdad, me temía una astracanada tipo “Los tres chiflados” aderezada con ideología racial. En fin, que todo estaba peligrosamente preparado para no dedicarle más atención que la justa para confirmar sospechas, clavarle un dos o un tres y pasar a otra cosa.

Y la verdad es que los comienzos son algo difusos y poco prometedores. La construcción del personaje de Mortensen es muy simple: un Homer Simpson italoamericano, rudo, glotón, tosco - que además está casada con una Marge abnegada y delicada - a quien los afroamericanos no hacen mucha gracia y lo demuestra de una manera bastante infantil, tirando a la basura unos vasos usados poco antes por unos electricistas negros. Es una introducción plagada de una fotografía sobrecualificada, llena de planos majestuosos hechos con un virtuosismo varios niveles por encima de lo que es la trama. De hecho, la trama no coge forma hasta que entra el escena el personaje de Mahershala Ali y evoluciona a una mezcla entre road movie y peli de colegas que al principio no se soportan pero luego sí. “Green Book” entra entonces en una placentera ruta por lugares y situaciones comunes en lo que se refiere a la relación entre los protagonistas y a los conflictos que experimentan con el camino.

Lo de placentera puede sonar a falta de ambición o de originalidad, pero no lo digo como algo negativo. No en este caso. “Green Book” no sorprende por lo que cuenta sino por cómo lo cuenta y la manera que tiene de conectar con el espectador. Farrelly saca lo mejor de sí mismo, ese talento que no se le veía en mucho tiempo, para hacer que cada situación, por manida que sea, por previsible que se intuya, nos haga empatizar con el dúo protagonista, a veces con uno, a veces con otro, casi siempre con los dos. Los diálogos son dinámicos e inteligentes y las situaciones, basadas casi siempre en conflictos de índole racial se resuelven con mucha elegancia, mucho sentido común, bastante gracia y mucha naturalidad sin por ello dejar de posicionarse, como es lógico y evidente, con el lado de la justicia y la igualdad. Logra conmover sin que se note que busca el aplauso o la lágrima fáciles. Aunque lo pretenda, claro, que de eso se trata, pero se molesta en camuflarlo con humor o con situaciones bien trabajadas.

Total, que al final “Green Book” es una película no sólo buena sino recomendable. De las que hay que ver. Una lección de cómo hacer una película con conciencia sin renunciar a entretener, a hacer cine. Plantea su mensaje de igualdad y diversidad desde el optimismo, no desde la miseria. Creo que a Peter Farrelly se le va la mano y recarga artificiosamente algunas escenas de manera innecesaria, rozando lo hortera, pero al final cuenta una historia agradable y dura, muy equilibrada en cuanto a momentos dulces y amargos para conseguir el sabor perfecto y muy bien contada, de las que se ven cómodamente como esos libros bien escritos que no tienes que andar mirando palabras en el diccionario ni volviendo páginas atrás para entender pistas ocultas. Sin doblez alguna ni mensajes ocultos, “Green Book” hace pasar un buen rato y deja un muy buen sabor de boca.
OsitoF
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