No me extiendo mucho porque está casi todo dicho en la crítica de la primera parte. Ya sin Denis Villeneuve a los mandos, la continuación de “Sicario” resulta menos virtuosa aunque más equilibrada, una película de acción convencional, pero notable, igual de impresionante en las escenas de combate pero con un desarrollo más ágil y consistente. Stefano Sollima puede no tener la fama de Villeneuve, pero demuestra mucha competencia, profesionalidad y, especialmente, humildad, no pretende estampar su firma en cada plano para que se vea la marca "Sollima".

Se quedó Emily Blunt por el camino, lo que obligó a Josh Brolin a multiplicar su presencia y a compensar, sin muchos apuros, dicha ausencia con su talento. Benicio del Toro tiene también resuelve bien un papel más coherente, entendible y creíble que en la primera entrega. Probablemente, libra cinematográfica por libra cinematográfica, no sea una película tan buen como su predecesora, de hecho, no parece su segunda parte. Casi es una película independiente, pero para el espectador medio (o sea, yo) se disfruta más.