El título de la película llama a engaño: que nadie espere feroces matanzas, interminables tiroteos o sangrientas degollinas. Aléjense de ella los amantes del pimpampum. De hecho, El año más violento es un film lento, pausado, de andares casi majestuosos, en que la violencia se halla soterrada, y cuando estalla lo hace como pompas de jabón que se disuelven mansamente en el aire. Es la historia de un tipo, latino, que se ha hecho a sí mismo (y bastante guapo, por cierto; ha llevado a cabo un buen trabajo). Su negocio consiste en el transporte de combustible mediante camiones, y está emperrado en adquirir un terreno que le hará sobresalir por encima de sus competidores (propiedad de unos judíos ultraortodoxos que, como es habitual en esa peña, le explotan todo cuanto pueden). Abel Morales es un hombre honrado, a su manera, leal con los amigos, sincero con la competencia, tal vez engañe un poco a Hacienda, pero ¿quién no lo intenta alguna vez? No obstante, alguien está atacando a sus conductores con la intención de arruinarle, y el fiscal del distrito le está buscando las cosquillas con sus presuntas irregularidades contables. La película narra la historia de la lucha de este hombre por salir adelante y cumplir su sueño norteamericano particular. Escasa violencia visual, una gran tensión interior, una interpretación prodigiosa de Oscar Isaac, matizada, inteligente, escasamente gestual, la fuerza de la palabra y la mirada. A su lado, Jessica Chastain, con más cara de zorra que nunca, elegante, sexy, siempre fumándo y exhibiendo incitantes escotes, en el papel de la esposa, que ocupa un segundo plano desde el que, en realidad, maneja las riendas del negocio y diseña el futuro gracias a su afilada inteligencia. Otra notable interpretación de nuestra pelirroja favorita del momento actual. Secundarios de oro, guión bien trabado y conducido hasta su impactante final. Tal vez haya pasado demasiado desapercibida, tal vez las nuevas generaciones se quedaron pasmadas, sin matanzas y con demasiada palabrería. Pues que vayan a ver Fast & Furious 19, seguro que eso satisfará a su escasa inteligencia. Mucho se ha hablado de la influencia de Lumet en este film. Puede ser. Por mi parte, prometo que seguiré atento e ilusionado la obra de J.C. Chandor, que ya me había sorprendido gratamente en Margin Call. Parece un tipo con voz propia. A pesar de las supuestas influencias.