Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto viendo una película, riendo a carcajadas, liberando ira con una violencia bellísima y cómica. Brad consigue llenar a un Tarantino muy mejorado tras Death proof, con caras y gestos a imitar en las escuelas. Los papeles están más que logrados, sólo se echa en falta un poco más de violencia gratuíta, es un poco floja para lo que se esperaba en ese aspecto, pero es precioso ver matar con este arte. Estás toda la película disfrutando de unas conversaciones ridículas y buscando el momento en que la brutalidad de ese perturbada mente nos deleite con otra muerte sucia. Pero todos los planos son limpios, tanto que asombra, una maravilla del detalle. La crítica siempre va a lo fácil, que copia a otros, CLARO!, siempre lo dijo, el problema estaría en nosotros, que nos encanta. Las imágenes y planos que saca de otras películas no son más que guiños para cinéfilos. Cómo se puede permitir alguien hablar de cine a esa escala en una supuesta cinta de serie B, sólo un genio.
Las cámaras lentas, la violencia, las muecas de Brad Pitt, la muerte decisiva, la música, la violencia, el cigarro volando, las cámaras lentas, y los diálogos interminables llenos de humor. Y la violencia (aunque escasa).