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Costa Rica Costa Rica · Me encantan las galletas
Voto de Javier Moreno:
6
Drama. Comedia Comedia que repasa la historia reciente de Serbia, desde el punto de vista de un agente de la policía secreta de Milosevic, en sus intentos por asesinar repetidas veces a un miembro de la oposición al presidente. Años después y cercana la muerte, el policía visita al opositor, ahora director de una editorial que va a ser vendida a los nortemericanos, para preguntarle si todo aquello por lo que luchó se ha convertido en realidad. (FILMAFFINITY) [+]
27 de mayo de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Triste y amarga comedia que linda con el nefasto reconocimiento del lugar al que uno pertenece. Recuerdo, memoria, repaso y consecuencias. Resumen para arrepentirse, relato para comprender.

Uno de los directores más aplaudidos en esos países de los que sólo nos llegan noticias bélicas, Dusan Kovacevic, nos brinda la oportunidad de pasar un buen rato acompañados de la historia más reciente de su país. Conmocionado como tantos otros artistas por las convulsiones políticas y sociales a las que se vieron sometidos en los últimos años, intenta recapitular los grandes acontecimientos en torno a una historia llena de ternura, fidelidad, responsabilidad y carácter público.

Un misterioso hombre que viste sombrero y sostiene un maletín irrumpe en el despacho de un aburguesado director de una compañía. Afuera, los obreros amenazan con la huelga, pero este director está más ocupado entre la falda y el escote de su secretaria. Además, tendrá que hacer frente a lo que la película nos deparará, y le acompañamos en su recorrido.

El profesional dice no ser periodista y parece conocer la vida del empresario mejor que él mismo. Ofrece detalles e incluso advierte de ciertos matices y hechos que serán recordados más adelante por su interlocutor. Pronto sabremos que su profesión es agente secreto de la policía de Milosevic (presidente y dictador de Yugoslavia y Serbia de 1989 a 1997, y sólo en Yugoslavia de 1997 a 2000), pero el misterio se mantiene.

Comenzamos a conocer al empresario, cuyo pasado está repleto de conmovedoras historias. Perteneció a la rebelde oposición libertaria durante el mandato de Milosevic. Su novia, a quien amó más que a nada en el mundo, es la hija de nuestro misterioso agente, y su relación está más unida según pasan los minutos.

No querría limitarme a resumir la película, fastidiando el entretenimiento de quienes la vayan a descubrir próximamente, por lo que cierro aquí el apartado de información y me ceñiré en el análisis como conjunto.

Los dos personajes mantienen una conversación que gira en torno a sus vidas, estrechamente unidas. Con tonos de humor, aunque probablemente más apreciable si eres serbio, juegan al ratón y al gato, a odiarse y amarse, entre tragos y abrazos, demostraciones de ira y dudas. Además, se intercalan los momentos del presente en el que la situación política está invertida y donde aquel revolucionario ahora maneja una empresa y a sus trabajadores.

La secretaria contempla los momentos más caricaturescos, algunos excesivamente forzados, para solvencia de un guión demasiado enfocado en el drama social. Cada personaje tendrá que lidiar con lo que hicieron y fueron años atrás, para redimir sus pecados, congratularse de las hazañas y emprender sus vidas con la sapiencia del perdón.

El formato recuerda a una obra teatral, aunque se basan en el recuerdo para establecer otros escenarios. Las tabernas donde discutían clandestinamente, los mítines políticos, los accidentes huidas, todos ellos son elementos de los pasajes por los que deambulan estos seres, débiles, que lucharon por lo que ya no hay. Y en eso también se basa la película, en la reunión tardía de seres que pertenecen al mismo sitio y a la misma especie, separados durante casi toda una vida por decisiones ajenas. Con suerte, podrán restablecer lo que los mantiene en igualdad.

La película parece llegar con 25 años de retraso, a nivel de producción e interpretación, pero resulta agradable. El tema político no se toma con frialdad, por lo que disfrutamos de dos puntos de vista que no tienen por qué ser ejemplo de nadie.

La cercanía, el compendio de elementos y la nada pretenciosa intención de Kovacevic hacen de esta película un rato emocionante, sin grandes discursos, que analizar y disfrutar. La historia serbia no será completamente examinada, pero nos dará una pequeña imagen de las costumbres de una cultura que aún no ha estabilizado su denominación. Humanidad por encima de las diferencias, nos dice el director.

Si te interesan las películas independientes, con historias personales (incluso algo de universalidad en el fondo) y centradas en el guión y no en el presupuesto para fuegos artificiales, aquí tienes algo interesante.
Javier Moreno
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