Es muy posible que casi todos los tiroteos que podamos encontrarnos en la mayoría de películas del oeste estén lejísimos de la realidad, lo mismo en los típicos duelos para saber quién es el más rápido como en un todos contra todos. La infalibilidad y el espectáculo van de la mano normalmente, cosas del género, cosas del cine. Aquí, en "Bad company" (me cuesta mucho referirme a esta película en su nombre comercial en castellano), asistimos a un tiroteo patético, seguramente tal como debía ser y como no se ve nunca en una película, con una desbandada lamentable, con pistoleros de pésima puntería, mezcla entre cobardía y pocas tablas. Hay más, mucho más, que nos acerca a la cruda realidad, a la supervivencia bruta.

Nuestros jóvenes protagonistas se juegan la vida porque no les queda otra, son chavales que escapan de sus circunstancias. No pasa nada si se presentan como desertores que no quieren ir a la guerra, son tan miserables que son capaces de robarse entre ellos o no compartir la comida cuando están hambrientos. Cuestión de gustos, habrá quien no aprecie esta visión patética (llamémosla desmitificadora) del oeste, como si morir en otra película más clásica molara más. Hay que ver de todo. A mí me ha parecido una película de lo más interesante que merece mayor reconocimiento por lo que tiene de realista, porque es distinta sin tener las pretensiones de otras. Es sucia y bruta, probablemente tal y como fue la vida allí mismo.