Los que saben más de cine aprecian influencias con nombres propios, fechas y hasta detalles muy concretos... No sé yo si al director de "Bone Tomahawk", S. Craig Zahler, le hará más ilusión críticas aludiendo a Ford o las que simplemente decimos que es una película entretenida y que nos ha parecido una locura. Porque nos mete en un western con todas las letras, en un pueblo fronterizo de esos en los que las noticias del mundo llegan meses después, con personajes muy limitados que desprenden una tosquedad que acaba siendo clave para luego entenderlo todo.

Mola más hablar de las cosas buenas, del bruto de Kurt Russell, de su inverosímil ayudante, la road movie que lo mismo es a caballo que a pie, de las conversaciones al lado de la lumbre bajo una noche inhóspita y, por supuesto, de esos indios imposibles que si no te gustan, en cuanto los conoces, es mejor apagar y pasar a otra cosa. Hablamos de lugares conocidos pero de situaciones imposibles, y es que mientras muchos aprecian agujeros imperdonables en el guión otros vemos licencias del realizador. Cuestión de dejar pasar por beneficio propio.

Espectadores tiquismiquis siempre los hay, por todas partes. Yo creo que la premisa desde la que se fundamenta "Bone Tomahawk" queda clara desde el inicio y es coherente porque no abandona esa inverosimilitud. A mí la sangre abundante después de un camino largo me ha parecido una buena maniobra. Muy bruto todo, mucho, y al que no le guste, pues a otra cosa.