La interpretación de una película como "Suspiria" puede ser la misma para todos y sin embargo la valoración puede diferir sustancialmente. No es extraño que veamos las mismas cosas, lo extraño es que en algunos produzca admiración y en otros indiferencia. Por un lado tenemos una puesta en escena espectacular, con esos colores tan llamativos en las paredes del interior de la escuela de danza, el rojo aparatoso de la sangre en los asesinatos y unos efectos de sonido que Darío Argento coloca maravillosamente para elevar la tensión de ciertas escenas a límites escandalosos. Pero por otro lado hay unas lagunas de guión que son imperdonables, la teórica base de toda película carece de fundamento, tanta es la inconsistencia de la historia, que muchos afirman que "Suspiria" es una serie de escenas sin conexión al servicio de la estética.

Ante esta ausencia de cohesión hay dos opciones que van a depender de la percepción de cada uno, o te quedas maravillado ante la belleza de la muerte (no es una exageración, esta posibilidad es muy real), o acabas indignado por el caprichoso curso de los hechos. Yo personalmente he podido sentir de forma especial en varios momentos el impacto visual de la propuesta de Argento, hasta el punto de disfrutar de la imagen como una cuestión diferenciada del guión. Cuestión de percepción. Entiendo que los vacíos, los fallos y la incomprensión de buena parte de la historia lleve a muchos usuarios a considerar "Suspiria" como una tomadura de pelo. Dado que he sido capaz de disfrutar de la estética por sí misma, no puedo hacer otra cosa que felicitarme a mí mismo, eso es algo que no suele pasarme.

Hay algo innegable para mí: el primer asesinato es de una potencia visual única, brillante hasta la máxima altura. Es una lástima que entre ese portentoso inicio y el también espectacular final, hayan tantos minutos de ausencia de coherencia, de otra manera, estaríamos hablando probablemente de una obra maestra. Una lástima. Y todo ello con Miguel Bosé por en medio...