Me enfrento a este documental después de haber vistos varias entrevistas con grandes estrellas del cine, la mayoría se muestran amables, irónicas y, probablemente, cínicas. Son geniales, puro Hollywood. Lauren Bacall hablando en el programa de Terenci Moix es una "prima donna", que diría Marlene. Ella no, lo dice claramente el documental. No quiere mostrarse, "simplemente porque ya me han fotografiado demasiado". Su voz es áspera, es la Marlene ruda de las películas, es esa femme fatale que ha acabado con tantos galanes del cine.

El testimonio que nos deja "Marlene", filmado por Maximilian Schell, con quien había coincidido en "¿Vencedores o vencidos?" y por la que él había recibido el Oscar al Mejor Actor, es un testimonio cruel, real y duro sobre Marlene Dietrich. Es ella en primera persona. Está montado de un manera sensacional, porque ella no quiere contar nada, o ya lo ha dicho antes, o ya lo dejó en el contrato, pero es el proceso en el que la involucra Schell el que nos descubre a Marlene. Una imagen que contrasta con la de la Dietrich publicitaria y que encaja mejor con la Marlene que le dijo a Lubitsch: "¡Tú no eres Von Sternberg!", con la madre cruel y ausente que retrató su hija, Maria Riva, en unas polémicas memorias. Pero es una mujer sensacional, dura, de fuertes convicciones, muy alemana, muy germánica, estoica. A mí se me ha caído un mito para levantarse una mujer. "¿Improvisar? ¡Nunca, todos éramos profesionales en América!", dice sobre las nuevas técnicas. Se contradice, se enfada, llora, ríe. Es un retrato sensacional de uno de los carácteres más fuertes de la historia del cine.