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España España · Las Palmas
Voto de Oscar:
8
Drama. Cine negro Aunque el teniente Scott Burnett, del servicio de guardacostas, padece todavía pesadillas durante su convalecencia, está decidido a casarse con su novia Eve y empezar una nueva vida. Un día, se encuentra en la playa con Peggy, la mujer de un famoso pintor ciego. Scott y Peggy se enamoran, pero ella se siente culpable y no quiere abandonar a su marido. Scott, por su parte, cree que Tod finge su ceguera para retener a su esposa a su lado. (FILMAFFINITY) [+]
20 de junio de 2007
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una gran película del posiblemente el mejor director francés, Jean Renoir. Se trata de su última película rodada en Estados Unidos, pero sin perder su sello propio. Cuando se estrenó no tuvo en su momento la acogida esperada, pero hay que decir que fue una película muy machacada y cortada por la censura. Posiblemente no sabremos nunca que fue lo que le quitó a la película, pero aún así no perdió esa magnitud erótica que transmite. Ante las exigencias de la censura fue el propio Renoir quien quitó y añadió cosas, y posiblemente esta no fue la primera versión que quería que fuera, pero en cualquier caso quedó fascinante.

Es una película especial, llena de magnitud, insólita, que se ha ido haciendo cada vez más clásica y más grande. Es una película a la que podríamos identificar con el cine negro, recuerda mucho a “Perversidad” o “Perdición”, e incluso se le ha llegado a comparar con “La noche del cazador” por lo que tiene de insólita.

Es una película que participa mucho de las vanguardias, un film muy personal. Una película bastante onírica, ese sueño primero parece como su hubiese sido diseñado por Salvador Dalí. Está llena de simbolismos, sobre todo de paisajes simbólicos; el barco naufragado, el acantilado, el mar, la ceguera...

La acción es más mental que física. Todo gira alrededor de ese triangulo amoroso, que desprende erotismo, misterio, ambigüedad... Aquí se habla del arte, de la cegera, de la verdad, de lo real y no real, de las obsesiones, de los deseos oscuros, de los celos, de la pasión...

En definitiva estamos ante una obra maestra, donde destaca una maravillosa dirección de actores, la historia, que nos introduce en toda una acción mental... Es una película de miradas. Una de las mejores escenas es en la cena que tienen los tres protagonistas, cuando Robert Ryan le pasa el encendedor a Joan Bennett ante la inquietante y dudosa mirada del ciego. En definitiva, una gran película.
Oscar
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