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España España · Oviedo
Voto de Sícoles:
5
Comedia. Drama A medida que llega el verano, niños de todas partes vuelven para asistir al AdirondACTS, un rudimentario campamento de teatro en el norte del estado de Nueva York que es un paraíso para los artistas en ciernes. Después de que su indomable fundadora, Joan (Amy Sedaris), cae en coma, su despistado hijo Troy (Jimmy Tatro) tiene la tarea de mantenerlo en funcionamiento. Con la ruina financiera a la vista, Troy debe unir fuerzas con Amos ... [+]
3 de febrero de 2023
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
AdirondACTS es un campamento de teatro para niños que se organiza todos los veranos con recursos muy limitados. Cuando la directora Joan (Amy Sedaris) sufre un ataque cardiaco y entra en coma durante una representación, la administración del campamento pasa a manos de su hijo Troy (Jimmy Tatro), un joven influencer sin ningún interés en las artes escénicas, que tratará de evitar la bancarrota y consecuente absorción de AdirondACTS por una empresa vecina. Ajenos a los apuros económicos del campamento, los instructores, liderados por la longeva amistad de Amos (Ben Platt) y Rebecca (Molly Gordon), comienzan a preparar una función en honor a Joan.

Rocambolesco planteamiento, sin duda. «Theater Camp» empieza fuerte, desplegando una comedia agilísima. Los chistes se suceden uno detrás de otro en un intercambio más verbal que visual. Al principio, muchos llegan en forma de texto, impreso sobre pantalla en negro, una técnica que demuestra ser tremendamente eficaz y se recupera al final. Los primeros minutos establecen un tono amigable, de buenrollismo ante la adversidad, que se mantiene durante casi todo el metraje.

Y aquí está el problema. Llega un punto en el que, al menos para mí, la comedia empieza a cansar y te sientes como en una fiesta de la que te quieres marchar cuanto antes. Los chistes ya no pegan de la misma manera y el reparto está tan histriónico que hasta le coges manía. Entiendo que la comunidad retratada en el filme, la dedicada al «drama» (así es como se conoce en inglés), exige esta faceta exagerada de los personajes, pero no comulgo con ella.

No dejo de pensar que simplemente es una película dirigida a un sector del público concreto, al que obviamente no pertenezco. Dicho en términos más feos, que no entro en el target del producto. Tampoco estoy tan seguro de que esta sea la razón por la que la película falla; el caso es que después hablé con una chica estadounidense que, precisamente, había ido a campamentos de teatro de niña, y sus impresiones habían sido parecidas a las mías.

La pasión de los actores se ve, de eso no cabe duda, pero no alcanza a los no iniciados en el tema. Por la presencia de Ben Platt, me viene a la cabeza «Pitch Perfect», una película que sí logra transmitir esa pasión. Poca broma, es toda una hazaña que cuatro chiflados por el canto a capella —o por lo que sea— te hagan comprender su locura y te involucren como espectador. En «Theater Camp» lo tienen todo a favor para emocionar: al fin y al cabo, se trata de artistas, comediantes, que improvisan y se sacan historias del aire con su imaginación como única materia prima. Sin embargo, conforme avanza la película más te distancias de ellos.

El estilo de la película es medio falso documental; queda bien para lo que quieren contar. En general, bastante indie: planos detalle y cámara en mano esporádica. Hay un montaje de los niños bailando muy estimulante, del tipo «secuencia de entrenamiento». De los pocos momentos que recuerdo de puro cine, de abrir la boca como un bobo.

Sí observo en la película un sentido de comunidad que funciona. En el campamento, todo el mundo es una drama queen, como dice el bueno de Marty Hart. Lo normal es lo estrambótico, lo queer, la creatividad al servicio de nada (hay una escena en la que los niños son camareros en una cena de inversores e interpretan personalidades extrañas para hacerlo más llevadero) y la expresión desmesurada de las emociones. Por resumirlo en un chiste, un chico hetero al que le gusta el fútbol americano tiene que jugar a escondidas. Este humor basado en la conciencia de comunidad y en la inversión de las «reglas» del mundo real resulta muy acertado.

El conflicto central de «Theater Camp» se encuentra en la amistad de los dos instructores a cargo de escribir la obra teatral, Amos y Rebecca. Carece de la suficiente fuerza para sustentar la película; no obstante, en sus discusiones se aprecia alguna decisión interesante a nivel cinematográfico. Glenn (Noah Galvin) es otro personaje relevante: se encarga de la iluminación, pero su verdadero sueño es actuar en el escenario. Ninguno de los personajes termina de convencer. Creo que si hubieran habilitado algún otro momento dramático me habría implicado más en la historia. Pero en fin, qué sé yo, la mayoría de la sala se lo pasó bomba.
Sícoles
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