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Voto de El Despotricador Cinéfilo:
7
Fantástico. Aventuras A Pelías, usurpador del trono de Tesalia, le ha sido profetizado que Jasón un día volverá y le arrebatará el trono que le corresponde y, que si lo matase, él moriría también. Cuando ese día llega Pelías engaña al héroe haciéndose pasar por noble y diciéndole que el tirano se rendirá si encuentra el místico y misterioso vellocino de oro que se haya en la remota Cólquida. Siguiendo su consejo Jasón organiza unos juegos y escoge como ... [+]
20 de marzo de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se suele decir que la mítica "Lo que el viento se llevó" es una película de productor en vez de director o de autor, y que la mano férrea del implacable productor David O. Selznick fue quién creó esta intemporal Obra Maestra del cine. No suelo estar de acuerdo en esta afirmación, pues sinceramente creo que se nota el toque y el talento de todos los directores que pasaron por ahí. Donde no puede haber ninguna duda es en "Jason y los argonautas", pues ahí la labor artesanal del director es meramente decorativa e irrelevante.

"Jason y los argonautas" es una película cuya fascinación, encanto y profesionalidad no reside ni en el guionista, ni el director ni, por supuesto, en los poco carismáticos actores que intervienen en ella. Todo el mérito y crédito de esta pequeña joya es obra de dos grandes genios. Por una parte Ray Harryhausen, cuyo indiscutible talento para los efectos especiales, incluso hoy en día, pueden llegar a sorprender y entusiasmar; y, por otra parte, si tan sobresaliente y destacable en la labor de este mago de los efectos, no menos es la aportación del siempre genial Bernard Herrmann que firma una de sus partituras más fantasiosas y remarcables. Eso sí, es una película que solo debe verse de niño o, por decirlo de otra manera, desde el punto de vista inocente de la mirada de un niño ensimismado por los asombrosos y fascinantes efectos especiales que nos brinda el Maestro Harryhausen una y otra vez (por cierto, ¿existe alguna otra película de la década de los 60 con efectos visuales tan deslumbrantes, soberbios y magníficos para su época? Porque yo ahora mismo no caigo).

Si nos ceñimos (desde nuestra mirada pueril e inocente) a disfrutar de su impecable aspecto técnico y de la pletórica y apabullante música nos encantará, pero, ay, si la vemos con ojos adultos no podemos más que horrorizarnos por el semejante despropósito que se nos ofrece: una dirección plana, un guión inexistente, un vergonzante sentido ridículo de la aventura, una vulgarización de toda la mitología griega y unos actores inexpresivos y mediocres. La película está planificada y montada únicamente para ir mostrando una tras otra las ingeniosas, imaginativas e innovadores genialidades que se le van ocurriendo a Harryhausen.

Entonces la pregunta es ¿debemos encumbrar y mitificar una película solo por sus efectos visuales? Yo diría que no, porque el cine posterior ha demostrado que se pueden combinar perfectamente los grandes efectos con el carisma de los actores y la calidad de un buen guión (Indiana Jones, Superman, Star Wars, Terminator, Alien, etc). De todos modos, a pesar de sus innumerables defectos y lo ingenuo de su propuesta, Jason y los argonautas es una película recomendable que debería ser de visión obligatoria para todos los niños. Eso sí, entra de lleno en esa categoría de películas que jamás deben verse de adulto si no se quiere empañar el agradable e inolvidable recuerdo que se tiene de ellas en la niñez.

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El Despotricador Cinéfilo
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