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España España · Jerez de la frontera
Voto de DavidFilme:
9
Terror. Romance. Fantástico En el año 1890, el joven abogado Jonathan Harker viaja a un castillo perdido de Transilvania, donde conoce al conde Drácula, que en 1462 perdió a su amor, Elisabeta. El conde, fascinado por una fotografía de Mina Murray, la novia de Harker, que le recuerda a su Elisabeta, viaja hasta Londres "cruzando océanos de tiempo" para conocerla. Ya en Inglaterra, intenta conquistar y seducir a Lucy, la mejor amiga de Mina. (FILMAFFINITY)
29 de enero de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Drácula de Bram Stoker " es una monumental adaptación cinematográfica del inmortal clásico de terror “Drácula", dirigida por el legendario Francis Ford Coppola y protagonizada por Gary Oldman. Coppola concretaría uno de sus más personales proyectos cinematográficos en su carrera como director, una nueva adaptación de la novela “Dracula” (1897), la más fiel hasta la fecha, que terminaría por convertirse en una de sus obras más espectaculares en términos visuales aunque también más “polémicas”. Había varias razones por las que Coppola deseaba embarcarse en este proyecto, que en comparación con otros clásicos que dirigió, era de mediana envergadura, pero no por ello carente de la habitual y maravillosa visión cinematográfica. No obstante, Coppola decide no hacerse cargo del guión, principalmente porque quiere preocuparse más bien de la artesanía técnica de su nueva versión, y por eso que encarga a James V. Hart la escritura del guión, cuya estructura epistolar, entre otras cosas, había sido el principal dolor de cabeza de quienes habían adaptado la novela para lograr una versión fidedigna. Sin embargo, y siguiendo las directrices del director, Hart presentaría una historia que, si bien contiene una esencia terrorífica del monstruo, se inclina más bien por un logrado drama romántico con marcados tintes de tragedia y erotismo explícito, siendo una revisión absolutamente audaz y moderna de la obra de Stoker.

De esta forma, el guión introduce a “Vlad Tepes”, como le llamaban los turcos, como el futuro vampiro que una vez fue humano y defendió la cruz contra el Islam, y que fue traicionado por el odio humano y la propia Iglesia Católica. Mostrándonos a un aguerrido príncipe cristiano dispuesto a ofrecer su vida por la causa religiosa, siendo abatido finalmente no por una cuestión militar sino más bien pasional y trágica, cuando su princesa Elizabeta es engañada por los turcos respecto al destino de Vlad y ésta inconsolable decide quitarse la vida. Sin embargo, apenas iniciado el film, el espectador ya comenzará a atisbar que se encuentra ante una adaptación que características de drama romántico que de película de terror. Si bien, el director apuesta por un idealismo romántico al presentar a un noble que pacta con el demonio por la pérdida de su mujer y la traición de la Iglesia, lo que el director hace es introducir de forma inteligente la base de la obra de Stoker sin por ello afectar al futuro desarrollo de la trama que el espectador debería ya reconocer, con la llegada de Jonathan Harker a Transilvania para finiquitar la compra de unas propiedades en Inglaterra por parte del conde. Así, no es la maldad primigenia de su esencia vampírica la que lo llevará a la Europa Occidental, sino la esperanza de aliviar su eterno dolor, que es la pérdida del amor, la que lo llevará a cruzar el mundo, cuando descubra que Elizabeta parece haber reencarnado en la prometida de Harker. Drácula parece haber encontrado una luz de esperanza para su eterno calvario y no escatimará en artimañas para llegar a Mina, seducirla y convertirla en vampiresa, para acabar así con esa soledad eterna a la cual está condenado.

La dirección de Coppola es sublime, consiguiendo embaucar a los espectadores con su maravilloso juego de luces y sombras que hacen que la cinta tenga un aspecto totalmente tétrico y que nos consiga meter de lleno en la historia. Una escenografía teatral, con constantes trucos visuales que hipnotiza y atrapa desde el mismo instante en que arranca esta trágica, terrorífica y a la vez hermosa historia de redención. Con un aspecto visual que supone una mixtura del mejor expresionismo alemán, goticismo y sobre todo ese halo irrefrenable de erotismo que invade la práctica totalidad del film. Creo sinceramente que era la mejor manera de adaptar la novela de Drácula. Y que decir del vestuario, desde la armadura portada por el príncipe Vlad al comienzo del film, simulando la carne de un lobo sin piel, una alusión quizás a la tendencia de Vlad por desollar a sus enemigos, el vestido de Lucy, una vez mordida y convertida, resulta particularmente inolvidable el kimono rojo que el conde porta en el momento de recibir a Jonathan Harker en su castillo rojo, con una larga y ondulante cola de seda, que se arrastra por el suelo como un mar de sangre, así como su llamativa peluca Kabuki, que suponen una introducción nunca vista en films anteriores de elementos estéticos orientales, algo realmente novedoso y original.

Las actuaciones son brillantes, Anthony Hopkins interpreta de manera impecable al cazador de vampiros Abraham Van Helsing, dotándolo de un carisma y una vitalidad increíbles. Keane Reeves encarna a Johnathan Harker, que por desgracia, su personaje en un primer momento parece que será el absoluto protagonista, acaba perdiendo bastante protagonismo, pero esto no deja de ser algo que también ocurre en la novela. Wynona Rider está fabulosa como Mina Harker, la prometida de Johnathan, encarnando a la que sin duda es la mejor Mina del cine. Aunque sin lugar a dudas, quien se come la película es Gary Oldman personificando a Drácula de una forma absolutamente increíble, tanto en su forma de anciano conde como de extranjero seductor. Una pena que este actor esté tan infravalorado en Hollywood porque por este film debió de haber ganado el Óscar. De hecho, creo que con toda probabilidad Gary Oldman es uno de los tres mejores Dráculas de la historia, no sé si por encima de Bela Lugosi y Christopher Lee, pero sí a la misma altura.

En definitiva, probablemente la última gran versión de la inmortal novela de Bram Stoker, tradición que degeneró desgraciadamente a abominaciones de todo tipo en el siglo XXI. Una brillante revisión del mito novelesco de Stoker desde una perspectiva romántica y dramática, que no abandona una esencia gótica y refuerza una más sexual. Un reparto excelente, vestuario, fotografía, ambientación, un argumento que presenta un punto alternativo sobre la tradicional historia del vampiro.
DavidFilme
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