Había expectativas encontradas por “Aquaman” (2018); esa osadía de apostar por un adelanto ineditamente extenso de 5 minutos, intentar poner algo de sonrisas en un Universo DC marcado por lo sombrío y sobretodo, reivindicar a uno de los héroes más subestimados de las historietas con un aire de “badass” que Jason Momoa encarna a la perfección, acorde a los tiempos, mezclándolo con esa “chispa” antes aludida. ¿El resultado? Aceptable.

Aún así con casi dos horas veinte minutos se hace más larga de lo que debiera. También tiene un par de momentos donde la química entre los protagonistas -especialmente a la hora de las bromas- no cuaja del todo y se percibe algo forzado. Se perdona. “Aquaman” es un paso adelante nuevamente para DC, pequeño pero que suma.

Principalmente la diferencia es el matiz, el enfoque que se le quiere dar a este héroe: Mal portado, con errores, torpe. Una película de orígenes DC sin la omnipotencia de un Superman o la experticia de Batman. Un Aquaman que no teme ensuciarse, admitir que se equivocó o mostrar sus miedos. Además pese a que aún no hay un fiato, Amber Heard enamora y se roba sus tomas.

Hay algunos ripios que perfeccionar pero se nota que las fichas fueron generosas para esta apuesta, con una banda sonora atractiva, efectos y coloridos computacionales que en 3D son un deleite y la promesa de un héroe acuático que se roba el show frente a sus pares de escudería, al menos por matices más livianos y llevaderos.

Dedo para arriba y al menos por hoy, Aquaman tiene su merecida reivindicación y se ganó otra oportunidad.

Recomendación:
Aceptable. Una digna reivindicación -sin deslumbrar- de un super heroe subestimado.

=Cité de Buyinski= www.buyinski.wordpress.com