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España España · Zaragoza
Voto de María:
8
Comedia. Romance Un pobre vagabundo (Charles Chaplin) pasa mil y un avatares para conseguir dinero y ayudar a una florista ciega (Virginia Cherrill) de la que se ha enamorado. (FILMAFFINITY)
9 de febrero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Charles Chaplin desafió al por entonces incipiente cine sonoro con esta película muda, "Luces de la ciudad", de 1931. Los sonidos ininteligibles en tono de burla que forman el discurso de la primera escena son toda una declaración de intenciones. Y aunque las nuevas tecnologías terminaron triunfando como siempre, Chaplin demostró tanto a su época como a la actual que el cine es visual, y que las palabras no son sumamente necesarias para entender una buena historia. El cine es la acción y la acción es Chaplin.

Los planos estáticos que se mantienen durante tiempos largos, se amenizan y cobran vida con los personajes que se mueven de un lado a otro revelando una gran puesta en escena, muy planificada y bien interpretada. La película es una coreografía continua y aunque su humor de caídas, golpes e infortunios no haga reír a todo el mundo, lo que es absolutamente cierto es que toda acción está llena de ingenio. Un ingenio propio de Chaplin que recoge en Luces de la ciudad temas como la codicia y los prejuicios, el engaño y la confianza, y sobre todo, el esfuerzo, la lucha y el sacrificio que uno puede llegar a realizar por amor.

Todo esto mostrado de una forma aparentemente simple y sencilla. La música, compuesta también por Chaplin, junto con algunos sonidos concretos, es lo único que oímos en esta película muda cargada de sentimientos variados, que culmina con una de las escenas finales más emotivas de la historia del cine.
María
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