La verdad es que yo he visto esta serie por puro interés en la próxima película de M Night Shyamalan, "The Last Airbender". Me daba mala espina que este señor se pasara a un cine de esta dimensión infantil, pero ahora que he visto al completo esta serie, me doy cuenta de que Shyamalan ha hecho una magnífica elección... teniendo en cuenta que se interesó por ella a través de sus hijos.

Esta serie de televisión es una maravilla milagrosa, una luz brillando en el oscuro panorama de las series de animación de artes marciales que más han proliferado en estas dos últimas décadas, caracterizadas por violencia absurda, valores machistas y una idea de la heroicidad basada en la más sangrienta competitividad.

"Avatar: The Last Airbender" no sólo posee magia y acción a punta pala, sino que posee valores positivos que van más allá del "esto está bien y esto está mal", y son explicados de forma inteligente, combinando perfectamente hechos con palabras, con mucho humor y mucho dramatismo cuando es necesario.

La serie es el viaje y el aprendizaje de Aang, un mesías con superpoderes que busca detener una guerra que azota su mundo y a sus habitantes. Este tierno y divertido niño calvo (recurso arriesgado y muy digno de felicitación), acompañado por la encantadora Katara (una gran heroína de la animación), el divertidísimo Sokka (diantre, qué comentarios) y la valiente Toph (nunca un personaje ciego me ha inspirado tanta fuerza) viven a lo largo de la serie un mogollón de aventuras, todas ellas diefrentes, pero todas ellas como parte de una continuidad.
¿Y qué decir de los increíbles villanos? El príncipe Zuko es casi otro protagonista de la historia, ¡y menudo cambio que pega! La princesa Azula es dulce, hermosa, manipuladora e increíblemente letal. ¡Parece invencible! Y qué decir del poderosísimo villano final...

La magia elemental, las artes marciales, la mitología, las entrañables criaturas (¡todos son mezclas de animales reales, y algunas muy ingeniosas!) y las impresionantes luchas y batallas hacen de esta serie un disfrute que es imposible de soltar. Y sus continuas lecciones, su afán de cultura y didactismo la hacen muy, muy, pero que muy enriquecedora y continuamente exótica.

Consejo a los muchachos: no dudéis en verla, es estupenda.

Consejo a los padres: no duden en enseñársela a sus hijos, es estupenda y al 100% confiable.

Y consejo a los demás: probadla, por infantil que parezca. Quienes aún pasados los 20 o los 30 aún se sienten capaces de disfrutar de vez en cuando de películas de Disney, de Pixar o de Ghibli, tenéis aquí una buena oportunidad. Las cosas buenas no tienen edad.