Aparte del merecido éxito que tuvo la primera, esta historia de ciencia ficción apocalíptica daba para más, así que estaba claro que habría secuela.
Tras un estupendo prólogo (con un pequeño pero espectacular plano secuencia) que nos ayuda a entender mejor algunas cosas de la situación con estos bichos de gran agudeza auditiva, volvemos a encontrarnos a la familia de Emily Blunt justo cuando la dejamos. La actriz interpreta de forma excelente a esta madre sufridora y valiente, cosa que ya demostró sobradamente en la anterior entrega.
Pero el guion también está muy bien, y no se limita a aprovechar el tirón o la ambientación, y a repetir esquemas. Por el contrario, amplia sus miras llevándonos al exterior y planteando nuevas situaciones de supervivencia tan emocionantes como originales. Por cierto, me gusta mucho que la hayan filmado tan pronto, siguiendo de forma directa la historia, y sin que se note un crecimiento excesivo en los niños.
Eso de meternos en la piel de la niña sorda, apagando todo sonido, es un recurso muy efectivo que nos mete aún más en esta tensa aventura.
Por si fuera poco, cuenta además con la presencia del excelente Cillian Murphy.
La película emociona, entretiene, tiene buenas actuaciones, cierra algún posible agujero de guion de la primera, y se pasa muy rápido, invitando a ser vista muchas veces.
Lo cual me lleva a la conclusión de que, sencillamente, es igual de buena que la primera parte.