Mary Elizabeth Winstead se sube al carro de las heroínas duras y con capacidades para la lucha y los tiroteos. Es una actriz un tanto sosa, sin una gran carrera y que aquí tampoco tiene oportunidad de lucirse demasiado en la piel de esta asesina a sueldo con conciencia en el siempre llamativo Japón.
“Kate” podría haber entrado en el gran cajón de producciones propias de Netflix que prometen mucho pero que luego son muy malas.
Pero esta vez (al menos para mi gusto) la película consigue aprobar por la mínima, a pesar de su tremenda falta de originalidad.
Aunque Winstead destaca poco, realmente su personaje tiene que ser así. Además, a diferencia de muchos títulos de acción recientes, el humor prácticamente brilla por su ausencia. No hay apenas, ni siquiera del negro, lo cual es algo que me gusta mucho.
Sale Woody Harrelson, que siempre está bien, aunque se deja ver bastante poco, la verdad.
Y va de mafiosos japoneses, un mundillo que también suele ser atractivo.
Se trata de una historia entretenida que se deja ver muy bien, aunque en el fondo es la típica venganza que suena a mil veces vista.
Tiene secuencias de estilo totalmente “anime”, como la de la persecución, sin duda hecha así adrede. Las coreografías de las peleas están conseguidas y son violentas. Recuerdan (sin llegarle a la suela de los talones) a las de “John Wick”.
Con todo esto, estamos ante una película de acción que funciona y divierte (sin llegar nunca a entusiasmar), y que no tiene humor de vergüenza ajena. Vista la cosecha que lleva Netflix en este año 2021, ya es decir algo.