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Reino Unido Reino Unido · Birmingham
Voto de Peaky Boy:
9
Drama Con sólo catorce años, Antoine Doinel se ve obligado no sólo a ser testigo de los problemas conyugales de sus padres, sino también a soportar las exigencias de un severo profesor. Un día, asustado porque no ha cumplido un castigo impuesto por el maestro, decide hacer novillos con su amigo René. Inesperadamente, ve a su madre en compañía de otro hombre; la culpa y el miedo lo arrastran a una serie de mentiras que poco a poco van calando ... [+]
27 de octubre de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de los 50, surge en Francia un nuevo movimiento cinematográfico en contraposición a lo ya establecido. Una serie de directores se levantan en pro de la libertad de expresión y en contra de la rigidez de producción, a esta nueva corriente se la denominó “Nouvelle Vague”. Sus principales particularidades eran la utilización de instrumentos menos pesados, rodando “cámara en mano”, y posibilitando así, grabar en espacios abiertos, abaratando los costes que supondrían unos grandes decorados. El resultado fueron películas de bajo presupuesto con grandes dosis de imaginación, alejándose por completo de lo convencional, y dejando plena libertad al director a la hora de la realización de la película.
El gran reconocimiento a este nuevo movimiento, se consiguió en Cannes 1959, donde varios artistas fueron galardonados con diferentes premios, incluyendo, como no podía ser de otra forma, a François Truffaut (uno de los mayores representantes de este género) como mejor director por “Los 400 golpes”.
La vida nunca es igual de fácil para unos que para otros. Gracias a esta cinta podemos comprobar la serie de golpes que propina la vida una y otra vez a los más desfavorecidos. Antoine es un niño algo rebelde, criado por una madre que le culpa de la mayoría de sus problemas y por su pusilánime padrastro. El colegio es complicado y aburrido, por ese motivo prefiere entretenerse con su gran amigo René, lo que le provocará una serie de vicisitudes a la hora de conseguir resultados satisfactorios. En lo que parece un relato autobiográfico, nos meteremos por un momento en la piel de los que no tienen segundas ocasiones, y tienen que luchar para conseguir tan siquiera una única oportunidad.
Decía André Bazin, a quien está dedicada esta película, que “el realismo no encierra en absoluto una regresión estética, sino por el contrario un progreso en la expresión, una evolución conquistadora del lenguaje cinematográfico, una extensión de su estilística”. Y poniendo en práctica esta misma teoría Truffaut construye una obra maestra de la cinematografía, un ejemplo de cómo con un estilo narrativo desenvuelto, unos personajes totalmente reales y unos acontecimientos amargos, se puede realizar una obra llena de belleza, melancolía e incluso ilusión, la que transmite el protagonismo en la escena final frente al mar, metáfora de libertad.
Peaky Boy
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