The Game es un potente thriller de finales de los 90. Una película interesante y tensa con un gran argumento y un final notable que, sin embargo, se ampara demasiado en la regla del "0'1% de posibilidades".

David Fincher dirige The Game. Venía de dirigir Seven y después vendría El club de la lucha, así que la película que nos ocupa no sale demasiado bien parada en la comparación con las otras dos. Pero como esto va de hablar de la película y no de comparar, pues hay que decir que se trata de un nuevo trabajo brillante de David Fincher. La atmósfera oscura que inyecta a todas sus historias y que es uno de sus sellos más característicos, lo vemos como uno de los puntos fuertes de The Game, así como la sensación claustrofóbica que ensarta al espectador y lo deja clavado en su asiento. El desarrollo es fluido, pero no por ello deja de ser forzado, puesto que hay demasiadas situaciones que escapan a toda lógica ni basándonos en la enorme factura que deja la empresa que ofrece "el juego". Con eso quiero decir que nada es previsible al 100% y, en The Game, la línea del personaje principal atraviesa demasiadas variables como para que todas estén previstas, analizadas y cubiertas. Ahí está el error más grande de la película, en un guion escrito por John Brancato y Michael Ferris (y revisado y remodelado por Andrew Kevin Walker, guionista de Seven) que está tan centrado en contar la espectacular historia que descuida (o intenta que el espectador descuide) detalles pequeños y otros no tan pequeños.

Michael Douglas, ese hombre maltratado en ocasiones por la crítica por la eterna comparación con su padre, protagoniza Seven con una interpretación bárbara. Transmite la ansiedad, el desconcierto, la lucha y la tenacidad de su personaje construyendo un trabajo redondo. Deborah Kara Unger, icono donde los haya, deja una labor muy sólida, sin fisuras, muy adaptada a lo que se le exige. Sean Penn, uno de los mejores actores de los últimos años, imprime fuerza y personalidad a su personaje con un trabajo prácticamente perfecto. James Rebhorn cierra el reparto principal dejando un muy buen sabor de boca.

Resumiendo: The Game es una gran historia con un guion no tan bueno. Sin embargo, todos los agujeros que tiene dicho guion, se pueden aceptar en vista de que no bachean el transcurso de una historia encaminada a asfixiar, confundir, asustar y divertir al espectador en el camino hacia un final enorme.