Decir que hacer una película de acción es fácil es hablar de más. Decir que una película de acción siempre es lo mismo es desconocer el género. Seguro que salen más aseveraciones sobre lo manido del cine de acción y su falta de imaginación, que todo es una ración de tiros unos tras otros sin más objetivo que el de representar la violencia gratuita de sus implicados. Pero cuando hablamos de ciertas películas de los últimos años, podemos decir tranquilos que el género se ha reinventado con ellas, teniendo como abanderada la saga de John Wick. Sin lugar a dudas, gran culpable de que las opiniones de expertos en el celuloide haya cambiado con la hornada de nuevas películas de acción. Pero volviendo al tema que nos toca, la cuarta entrega del conocido asesino como "El Hombre del Saco", no es que iguale a sus predecesoras, si no que logra superarlas. Incluso puede mirarse de tú a tú con la entrega original, la que inició todo. A pesar de contar con esa historia que se ha ido convirtiendo en una especie de bola de nieve (sí, cada problema se va ampliando por cada cinta), John Wick se ve ahora como una parte del todo, con un inicio que a simple vista era de lo más mundano, pero sin falta de razón. Pues ese simple acto de vileza ha provocado que John Wick sea merecedora de ser la mejor saga de acción de la historia. Merced sin duda a su estilo diferencial de afrontar las escenas de lucha y tiros y todo lo demás. Lo que lleva a esta franquicia a crecer es, sin lugar a dudas, por la imaginación que dota su director Chad Stahelski a hacer que el público disfrute con esa violencia desmedida pero elegante, amén de ir evolucionando en cada una de las entregas, porque a cada cual es mejor, llegando casi a la perfección con esta cuarta entrega. La elaboración de cada una de las escenas es de una calidad altísima, de disfrute desbordante que llega al paroxismo en los momentos finales. Lo de rizar el rizo está bien dicho si vemos esta cinta de acción, donde se demuestra el amor a un género maltratado por todo tipo de crítica. John Wick 4 ensalza y eleva el cine de acción a la máxima potencia, al mismo tiempo que logra engatusar a la crítica por su estilo directo, estética elegante y manufactura impecable. Stahelski ha logrado crear la película de acción casi perfecta y sin duda el espejo en que han de mirarse el resto.

En cuanto al reparto, poco que objetar con un estupendo Keanu Reeves (Le Llaman Bodhi), que en un alarde personalidad pidió que se le redujera diálogo en detrimento de hacer la acción (si cabe) más entretenida. Le acompaña como en anteriores entregas Ian McShane (Los Pilares de la Tierra), Laurence Fishburne (Matrix) o el desaparecido Lance Reddick (Objetivo: Washington D.C.), a los que hay que sumar ahora a expertos como Donnie Yen (Rogue One), Hiroyuki Sanada (Bullet Train), un pérfido Bill Skarsgård (It), Natalia Tena (Juego de Tronos) o Scott Adkins (Dr. Strange). Con este reparto tan capaz de crear acción, el director eleve a la máxima expresión el arte de la violencia y expande un universo que no tiene pinta de terminar aquí. Porque la calidad se cuenta a raudales en un producto de factura exquisita y puesta en escena explosiva a la que se le ven pocas costuras.

En definitiva, John Wick 4 es el culmen del cine de acción moderno, con escenas que dejan sin aliento al espectador, una obra de arte del género que no deja indiferente y que pese a durar casi 3 horas, es tal la apuesta por la diversión que su visionado se pasa más rápido de lo que cabría esperar. Es una loa al género con escenas complicadas, de imaginación desbordante, con unos planos impactantes y escenas que van a dar que hablar durante mucho tiempo. Sí, es una peli de acción, pero es la definición perfecta de ACCIÓN. No se rompan el coco, y disfruten con lo que van a tener delante de sus ojos: la quintaesencia del género.