Norman Jewison es un respetado director de origen canadiense que desarrolló prácticamente toda su carrera en el cine norteamericano, casi siempre con inteligentes películas de contingencia social, política o racial. Su trabajo de dirección ha sido merecedor de importantes nominaciones y premios del cine y se ha destacado por famosas cintas que han quedado en la memoria del espectador como “Al calor de la noche” (1967), “El Violinista en el Tejado” (1971), “Jesucristo Superestrella” (1973), “Justicia para Todos” (1979), “La Historia de un Soldado” (1984), “Agnes de Dios” (1985) y “Hechizo de Luna” (1987) entre otras.

Con un inteligente y premiado guion escrito por el famoso dramaturgo John Patrick Shanley (ganador del premio Pulitzer por la obra teatral “La Duda”), “Hechizo de Luna” se impuso como una de las comedias románticas más exitosas y veneradas de la década de los 80, tanto en público como en crítica, llegando incluso a ganar el Oso de Plata al mejor director en el Festival de Berlín. A diferencia de la enorme cantidad de películas hollywoodenses que describen la vida de personajes ítalo-americanos, siempre centradas en protagonistas masculinos, “Hechizo de Luna” tiene la particularidad de estar centrada en una protagonista femenina; quien dividida entre el amor de dos hombres, se rebela e impone en medio de un mundo machista, sosteniendo la trama de personajes de esta aplaudida historia de familia italiana en el barrio de Brooklyn. Junto con el destacado rol de la mujer, debemos también considerar la simbólica presencia de la Luna -otra figura femenina- que con su enigmático hechizo, acompaña e ilumina las noches de los personajes en sus tribulaciones, desencantos y decisiones respecto del amor, y es en cierta medida culpable de la efervescencia hormonal y emocional que los invade. Esto también se complementa con una banda sonora que exalta la belleza de la ópera, lo que nos lleva inevitablemente por un camino de emociones y pasiones desatadas hasta llegar a un hermoso desenlace.

Originalmente escrita y concebida como una película protagonizada por Sally Field, quien no pudo asumir el rol debido a otros compromisos, el director Norman Jewison pensó en Cher como la intérprete del personaje protagónico Loretta Castorini. Enhorabuena, ya que la película triunfó en gran medida gracias a su icónica interpretación, premiada con el Oscar y el Globo de Oro, junto a varias nominaciones más, y también merecidos premios para su guion y para su compañera, la gran actriz Olympia Dukakis.

Texto: Daniel Valcarce