Estimado Domiciano,

"Camino" tiene el firme propósito de hacértelo pasar mal. Pero que muy mal. Todo lo que pueda ayudar a que sufras, se introduce en esta película. Ni siquiera una resolución colorida consigue que no salgas odiando al director por poner todo su empeño en revolverte las tripas.

Actores con comportamientos exagerados que, si bien quedaban como anillo al dedo en las predecesoras de Javier Fesser "El milagro de P. Tinto" o "Mortadelo y Filemón", aquí, aunque por supuesto más realistas que en las mencionadas, no funcionan de igual modo. Aquí todos son muy perversos (sobre todo hacia donde pone el punto de mira la historia) o muy buenos, tanto que parecen tontos, como el padre.

Sin embargo no me gustaría ser excesivamente crítico. La película está bien hecha y tiene su originalidad. Tiene momentos bonitos y otros emotivos. Hay calidad en la cinta. Ocurre que molesta esa intención obsesiva de forzarnos la lágrima y encendernos el odio. Nos quiere convencer a través del sufrimiento, lo cual no es honesto, y por ello, Javier Fesser se merece, al menos, una justificada desaprobación.