Tiene ratos de comedia (los norteamericanos tienen dificultad en hacer películas serias),pero no es comedia; intenta dejar un mensaje político, pero es tan sutil que pasa desapercibido; por el contrario, el 99% del tiempo nos muestra el ya estereotipado doble estándar norteamericano: critica con imágenes duras el daño colateral a la población civil provocado por los rusos al atacar la guerrilla en Afganistán, durante los años 80, pero es demasiado sutil para el daño colateral que luego justificarí­a EEUU en Irak.
No es tolerable tanta crudeza para condenar la acción rusa y tanta sutileza para condenar la acción norteamericana, aunque finalmente la película intente decirnos que EEUU se equivocó en Afganistán.
En síntesis: otra película donde los yanquis son los buenos-buenos y los del otro lado muy malos, con un guión bastante pobre y unas actuaciones meramente pasables (el guión no exigía más). Y para colmo, ni siquiera es entretenida.