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Voto de Miquel:
9
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Drama
Don Jaime (Fernando Rey), un viejo hidalgo español, vive retirado y solitario en su hacienda desde la muerte de su esposa, ocurrida el mismo día de la boda. Un día recibe la visita de su sobrina Viridiana (Silvia Pinal), novicia en un convento, que tiene un gran parecido con su mujer. Basada libremente en la novela "Halma", de Benito Pérez Galdós. (FILMAFFINITY)
16 de febrero de 2009
35 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer largometraje que Luis Buñuel rueda en España tras su marcha del país en 1938. El guión, del propio Buñuel y de Julio Alejandro de Castro, desarrolla un argumento de Buñuel, lejanamente relacionado con la novela “Halma” (1895), de Benito Pérez Galdós. Se rueda en escenarios naturales de una finca de las afueras de Toledo y en los platós de Estudios CEA (Ciudad Lineal, Madrid). Gana la Palma de oro, de Cannes. Producido por Gustavo Alatriste para Uninci y Films 59 (España) y Producciones Alatriste (Méjico), se estrena en mayo de 1961 (Festival de Cannes).
La acción dramática tiene lugar en un convento de monjas dedicado a la enseñanza y en la finca propiedad de don Jaime (Rey), tío de la chica, en 1960. Viridiana (Pinal) es una novicia que está a punto de profesar como monja y de hacer sus votos. Por indicación de la Superiora, visita a su tío Jaime, que se ha hecho cargo de los gastos de su formación y del importe de la dote. Ella es sobrina de la esposa de don Jaime, que falleció súbitamente la noche de bodas, hace más de 20 años. Viridiana, que guarda un extraordinario parecido con su tía difunta, es ingenua, sencilla, mística, piadosa, idealista y frágil. Don Jaime es solitario, rutinario y nostálgico. Siente aversión al esfuerzo y al trabajo y es aficionado a la música de órgano. Jorge (Rabal), hijo biológico de don Jaime, es práctico, pragmático, simpático y mujeriego.
El film suma drama y análisis sociológico. Enfrenta a Viridiana con los fantasmas y obsesiones que su visita despierta en don Jaime a causa del gran parecido que tiene con la que fue su esposa. La austeridad y castidad de Viridiana se dan asociadas, en su caso, a una potente sensualidad, que despierta los apetitos del tío. El idealismo y la ingenuidad de Viridiana entran en conflicto con el espíritu materialista y utilitarista de su primo Jorge. La personalidad, las creencias y las actitudes de Viridiana se ven sometidas a cambios debidos a su maduración y al descubrimiento de nuevas perspectivas.
De la mano de Viridiana, Buñuel expone sus opiniones, obsesiones, fantasmas y convicciones. Como es habitual en él, mantiene con la religión una relación permanente de amor y odio. No puede dejar de referirse a ella, pero sus manifestaciones son críticas, de rechazo y, en ocasiones, de burla. Muestra numerosas imágenes religiosas: monjas, novicias, sacerdote, corona de espinas, clavos, cruces, etc. Compone una parodia del cuadro “La última cena”, de Leonardo Da Vinci. Añade elementos inquietantes, como el cuchillo que se dobla en forma de cruz, de fabricación nacional y de libre circulación en el mercado del momento. Una hoguera de objetos en desuso evoca, posiblemente, el fuego del infierno y los sermones sobre el mismo.
(Sigue en el “spoiler” sin revelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en un convento de monjas dedicado a la enseñanza y en la finca propiedad de don Jaime (Rey), tío de la chica, en 1960. Viridiana (Pinal) es una novicia que está a punto de profesar como monja y de hacer sus votos. Por indicación de la Superiora, visita a su tío Jaime, que se ha hecho cargo de los gastos de su formación y del importe de la dote. Ella es sobrina de la esposa de don Jaime, que falleció súbitamente la noche de bodas, hace más de 20 años. Viridiana, que guarda un extraordinario parecido con su tía difunta, es ingenua, sencilla, mística, piadosa, idealista y frágil. Don Jaime es solitario, rutinario y nostálgico. Siente aversión al esfuerzo y al trabajo y es aficionado a la música de órgano. Jorge (Rabal), hijo biológico de don Jaime, es práctico, pragmático, simpático y mujeriego.
El film suma drama y análisis sociológico. Enfrenta a Viridiana con los fantasmas y obsesiones que su visita despierta en don Jaime a causa del gran parecido que tiene con la que fue su esposa. La austeridad y castidad de Viridiana se dan asociadas, en su caso, a una potente sensualidad, que despierta los apetitos del tío. El idealismo y la ingenuidad de Viridiana entran en conflicto con el espíritu materialista y utilitarista de su primo Jorge. La personalidad, las creencias y las actitudes de Viridiana se ven sometidas a cambios debidos a su maduración y al descubrimiento de nuevas perspectivas.
De la mano de Viridiana, Buñuel expone sus opiniones, obsesiones, fantasmas y convicciones. Como es habitual en él, mantiene con la religión una relación permanente de amor y odio. No puede dejar de referirse a ella, pero sus manifestaciones son críticas, de rechazo y, en ocasiones, de burla. Muestra numerosas imágenes religiosas: monjas, novicias, sacerdote, corona de espinas, clavos, cruces, etc. Compone una parodia del cuadro “La última cena”, de Leonardo Da Vinci. Añade elementos inquietantes, como el cuchillo que se dobla en forma de cruz, de fabricación nacional y de libre circulación en el mercado del momento. Una hoguera de objetos en desuso evoca, posiblemente, el fuego del infierno y los sermones sobre el mismo.
(Sigue en el “spoiler” sin revelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Critica a la burguesía por su indolencia, aversión al esfuerzo, desidia, egoísmo y vanidad. Le atribuye perversiones como la necrofilia, abusos sexuales, intentos de violación, voyeurismo, etc. Pasa revista a sus fetiches, como pies, zapatos, sandalias, manos, cuchillos, etc. Son frecuentes las referencias, en imagen y de palabra, a animales de tiro (caballo, mulos...) e insectos (abejas, arañas...). Se oye en momentos puntuales el canto del gallo, símbolo de la irracionalidad. Añade la presencia de un grupo de tullidos, ciegos, cojos, tontos, enajenados, enanos, prostitutas y marginados sin techo, que crean composiciones goyescas de gran vigor. No faltan las metáforas, los símbolos y las alegorías. El toro negro anticipa una agresión sexual, la paloma blanca muerta y desplumada es una premonición de la pérdida de la inocencia, etc.
La narración es rica en lances de humor negro y surrealista. Contiene irreverencias, situaciones absurdas y referencias iconoclastas. Dedica especial atención a temas religiosos, como la virginidad, la inocencia, la oración, la caridad, la beneficencia, la vida consagrada, etc. Le interesa explorar las profundidades del alma humana, explicar la complejidad y contradicciones de las personas, analizar su evolución y cambios, evaluar las vías de superación y mejora, y mostrar las limitaciones de la lucidez y la racionalidad.
La interpretación de Fernando Rey, en su primera colaboración con Buñuel, y la de Paco Rabal son notables y convincentes. Silvia Pinal, casada entonces de Gustavo Alatriste, entrega un trabajo que agrada a Buñuel y le vale dos colaboraciones posteriores (“El ángel exterminador” y “Simón del desierto”). Teresa Rabal, de 9 años, que hace su debú en cine, trabaja con gracia, encanto y desenvoltura.
La música, seleccionada por Gustavo Pittaluga, ofrece fragmentos del “Aleluya” de Häendel, de la “Misa de Réquiem” de Mozart, de la 9ª Sinfonía de Beethoven y de un moderno rock-and-roll (“Shake Your Cares Away”). La fotografía, de José Aguayo (“Tristana”, 1970), en B/N, compone imágenes evocadoras y sugestivas, que traen a la memoria la vieja España negra. En varios pasajes se inspira en grandes maestros de la pintura (Goya, Jean-François Millet y Da Vinci).
Prohibido en España hasta mayo de 1977, es un film imprescindible.
La narración es rica en lances de humor negro y surrealista. Contiene irreverencias, situaciones absurdas y referencias iconoclastas. Dedica especial atención a temas religiosos, como la virginidad, la inocencia, la oración, la caridad, la beneficencia, la vida consagrada, etc. Le interesa explorar las profundidades del alma humana, explicar la complejidad y contradicciones de las personas, analizar su evolución y cambios, evaluar las vías de superación y mejora, y mostrar las limitaciones de la lucidez y la racionalidad.
La interpretación de Fernando Rey, en su primera colaboración con Buñuel, y la de Paco Rabal son notables y convincentes. Silvia Pinal, casada entonces de Gustavo Alatriste, entrega un trabajo que agrada a Buñuel y le vale dos colaboraciones posteriores (“El ángel exterminador” y “Simón del desierto”). Teresa Rabal, de 9 años, que hace su debú en cine, trabaja con gracia, encanto y desenvoltura.
La música, seleccionada por Gustavo Pittaluga, ofrece fragmentos del “Aleluya” de Häendel, de la “Misa de Réquiem” de Mozart, de la 9ª Sinfonía de Beethoven y de un moderno rock-and-roll (“Shake Your Cares Away”). La fotografía, de José Aguayo (“Tristana”, 1970), en B/N, compone imágenes evocadoras y sugestivas, que traen a la memoria la vieja España negra. En varios pasajes se inspira en grandes maestros de la pintura (Goya, Jean-François Millet y Da Vinci).
Prohibido en España hasta mayo de 1977, es un film imprescindible.