Qué difícil de contentar es el público hoy día, que exigente y que dado a criticar sin ton ni son y a comparar, siempre se han dicho que las comparaciones son odiosas y en este caso, también injustas. A día de hoy, todo está ya más que visto y hecho en el cine, sorprender es prácticamente imposible y creo, sinceramente, que lo que ha hecho el director Ruben Fleischer con esta película es homenajear a un género que siempre ha sido baza muy importante en el cine. Yo me lo he pasado realmente bien viéndola, he disfrutado y se me ha hecho fácil de digerir, teniendo en cuenta que el cine negro y gansteril nunca ha sido mi favorito. La ambientación es de lujo, la fotografía la adecuada y el conjunto de actores que participan en ella es de auténtico lujo, empezando por un siempre solvente Josh Brolin que cada día me gusta más, por un inconmensurable y guapísimo Ryan Gosling que vuelve a ser pareja en la ficción de una pelirroja Emma Stone tras coincidir los dos en su anterior trabajo, la comedia romántica "crazy, stupid, love". Ambos vuelven a tener química en la pantalla y cumplen con sus personajes. Junto a ellos, un recuperado Giovanni Ribisi y un enorme Sean Penn que tuvo que pasar tres horas en maquillaje cada día para poder dar vida convincentemente a su gangster, Mickey Cohen. Ya en papels más pequeños y más desaprovechados tenemos al veterano Nick Nolte y a Michael Peña, junto al malo de "Terminator", Robert Patrick. Dadle una oportunidad y veréis como no lo pasáis tan mal viendo esta última entrega de cine negro llegado a nuestras pantallas.